sábado, abril 27, 2024
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Sobreviviente del Covid: Acudir al hospital a tiempo marca la diferencia entre la vida y la muerte

Una vez que llega el contagio con el Covid-19 la batalla que se libra es dura. Aferrados a la fe muchos luchan por sobrevivir ante lo desconocido y logran salir victoriosos para contar su experiencia.

Al principio, la incertidumbre que se apoderó de la población, en torno a los tratamientos y capacidad de los hospitales para atender la pandemia, provocó mucho temor y por ende generó la automedicación y los remedios caseros. A un año del inicio de la cuarentena en el país, el panorama es otro, ya que muchos sobrevivientes al coronavirus dan testimonio de que la atención hospitalaria es vital.

Marlene Contreras, quien se contagió de Covid-19 junto a su esposo, a principios de noviembre y permaneció 23 días en el Hospital Universitario de Maracaibo, aseguró que acudir a tiempo a recibir atención médica le salvó la vida a su esposo, ya que pudieron atenderlo antes que la enfermedad avanzara.

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«Existe mucho tabú en cuanto a lo que te va a pasar si acudes a un hospital, pero al llegar ahí la cosa cambia, la atención de los médicos es excelente y dar este paso, en muchos casos marca la diferencia, si no vas a recibir la asistencia te puedes morir», expresó.

Comentó que en su núcleo familiar el primero en presentar sintomas fue su hijo de 27 años, «le dió tos, dolor de garganta, estuvo cuatro dias con fiebre, le dimos un tratamiento y de ahi no pasó, pero a la semana siguiente mi esposo y yo ya teniamos el cuadro viral».

Reconoció que a pesar de que en el caso de su esposo con 63 años, los síntomas eran característicos, dolor de garganta, goteo nasal y fiebre, al principio se negaron a aceptar que se trataba de covid, después comenzaron las infusiones y los remedios caseros, junto a un tratamiento recetado por un médico de confianza para tratar la enfermedad.

«El tratamiento no le hizo efecto, poco a poco se acentuaba aún más la dificultad para respirar, le hicimos un rayos x y ya tenía neumonía, a pesar del temor nos decidimos a ir al Universitario. Al llegar, nos dio miedo porque el área de la emergencia es pequeña y estaba abarrotada, todas las camas estaban ocupadas y lo sentaron en una silla, cuando recibió los primeros cuidados, comenzamos a notar la mejoría y lo más importante tenía el oxígeno que en estos casos es vital».

Fue remitido al área de hospitalización y comenzó el tratamiento, destacó que algunos medicamentos tenían que comprarlos porque en el hospital no había y eran bastante costosos en las farmacias. «La presencia del familiar es muy importante, porque es quien está pendiente de las necesidades del paciente, no me quejo de la atención, fue excelente tanto de los médicos como las enfermeras», dice Contreras al tiempo de agradecer a Dios porque en su caso los síntomas fueron leves y acompañó a su esposo en todo momento.

«Dios es nuestro médico por excelencia, nuestro sanador»

Yaritza Medina de 35 años, se refugió en la fe y colocó a Dios como su mejor médico y sanador, para superar el Covid-19 que padeció junto a su esposo y sus dos hijos.

Ya recuperada de las secuelas que el virus le dejó, aseguró que desde los primeros síntomas sospechó que se había contagiado, quizás por su dilatada experiencia de 20 años trabajando en el área de la enfermería. En ningún momento abandonó su confianza en Dios y la esperanza de que todo iba a salir bien, siguiendo el tratamiento y las indicaciones médicas al pie de la letra.

El primero en enfermarse fue su pequeño hijo de 8 años el 22 de noviembre, presentó distrés respiratorio y fue llevado de inmediato al médico, casi al mismo tiempo ella comenzó a sentir ardor en los ojos y naríz, así como una molestia en el espalda que se hizo insoportable, acompañada de debilidad y pérdida del olfato, tras practicarse varios exámenes y acudir a la consulta médica, se determinó que estaba contagiada.

A pesar de que la primera medida, adoptada por la profesional de la salud, fue el aislamiento dentro del núcleo familiar, su esposo y otra hija de 17 años, también se contagiaron.

«Todos presentaron síntomas del cuadro virual producido por el Covid, mi hijo estuvo los primeros cuatro días con problemas respiratorios y otros cuatro a nivel gastrointestinal, mi hija de 17 años sólo dos dias con sintomas fuertes, vómito, diarrea y mucho malestar, y mi esposo fue quien tardó alrededor de un mes con los síntomas, siendo tratado por el neumonólogo».

Del grupo familiar, Medina fue la única en dar positivo en la prueba PCR, sin embargo todos los análisis como hematología y los rayos X, llevaron a los médicos a tratarlos dentro de los paramétros del Covid.

Hasta el 28 de diciembre el virus estuvo en su hogar, pero también la presencia de Dios y la fe, no los abandonaron. «Fue una bendición cuando la prueba salió negativa y ya todos estábamos recuperados», expresó.

Basada en esta experiencia que vivió envió un mensaje a quienes les toque enfrentarse al Covid-19, «primero no tener miedo a la enfermedad, mucho reposo y la fe porque tenemos un Dios que todo lo puede, es nuestro médico por excelencia, la ciencia existe pero primero está Dios».

«El Covid-19 nos dejó arruinados»

Iván González de 56 años, se preparaba el 31 de diciembre para compartir la cena de año nuevo con su familia, pero el malestar general no se lo permitió. Presentía que algo malo pasaba y su hija se lo adviritó, «yo creo que tenei covid».

El dos de enero ya estaba recluído en una clínica de Maracaibo, a donde fue llevado por tener contactos que le permitieron utilizar las instalaciones, pero corriendo con todos los gastos que generara su atención.

Allí permaneció durante un mes, entre altos y bajos de la enfermedad que lo deterioraron hasta perder notablemente el peso corporal y casi la vida. Los gastos aumentaban cada día, comenzando con las bombonas de oxígeno cuyo llenado tenía un costo de 25 dólares y llegó a necesitar 6 diarias. Además de tener que adquirir ampollas en 150 dólares a diario, sin mencionar otros insumos y vitaminas. Pensaron en trasladarlo a un hospital, pero no había cupo, estaban llenos y debido a su condición, era un riesgo moverlo.

Los familiares se vieron en la necesidad de vender muchos artículos de valor, realizaron rifas, ventas de postres, sopazos y recibieron donaciones de amistades cercanas, para cubrir los gastos y poder salvarle la vida.

Ese gran esfuerzo lo respaldaron con muchas oraciones y una inquebrantable fe, hasta que lograron lo que parecía imposible. Fue dado de alta y actualmente se sigue recuperando en su hogar, gracias a los cuidados de su familia que no dudo en ningún momento de desprenderse de todo para pagar los gastos.

 «El covid nos dejó arruinados, hoy en día no sabemos a cuánto asciende las deudas que nos quedaron a raíz de la enfermedad, pero pudimos salvarlo y eso es lo más importante», aseguró Leonel González, uno de sus hijos.

July Peña

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