domingo, mayo 5, 2024
OPINIÓN

SOUL

EUGENIO MONTORO

         Soul, alma en inglés, es una película Disney producida por los estudios Pixar y estrenada hace unos días. Tuvimos la ocasión de disfrutarla y nos vino la idea de que fuese inspiradora de este artículo. De más está decir que es sobresaliente en los dibujos, las escenas, la música y en toda la técnica que en abundancia muestra. La película vuelve a tocar el tema de la muerte que ya habían hecho en “Coco” pero colocando ahora el asunto de la misión de vida del individuo, que justifica su existencia, como el centro de la trama.

Joe Gardner es un profesor de música para jóvenes en Manhattan que sueña con el Jazz. Ocurre la oportunidad de tocar el piano con una banda de Jazz reconocida y es aceptado, pero ese mismo día se cae por una alcantarilla y se vuelve un alma que se dirige hacia “el más allá”. Joe (su alma) se reúsa a morir y, dando tumbos, va a parar a un sitio celestial donde están las almas de los que van a nacer. Se hace pasar por instructor y le asignan a un alma problema, de nombre 22, que no quiere ir a la tierra por decenas de razones.

            Mucha trama ocurre, pero el alma de Joe regresa a la tierra y por error se mete en un gato y el alma su amiga 22 se mete en el cuerpo de Joe. Luego de muchas escenas divertidas, Joe puede finalmente tocar Jazz, el día convenido con la banda, y con gran éxito. A la salida Joe le comenta a la estrella del grupo que siempre había soñado con ese día pero que ahora no le parece tan especial. Le dice ella “había un pez joven que soñaba con ir al océano y le preguntó al pez viejo que donde estaba el océano y este le contestó “estás en él ahora mismo”, “esto no es el océano”, dijo el pez joven, “esto es solo agua”. Tras muchas escenas, vuelven al más allá y 22 descubre (también Joe) que vivir tiene sentido en base a las pequeñas cosas que experimentó en su visita al mundo terrenal. Finalmente, 22 acepta ir al mundo a vivir y a Joe se le da también la especial oportunidad de regresar.

            La película mantiene la expectativa de que cada quien requiere de una “chispa” o una especie de misión o razón de vida que, al cumplirla, te hará feliz, para concluir que no es así y que la felicidad está en el transcurrir de la vida misma y en todos sus modestos detalles. Calcando el mensaje, se nos ocurrió que el tener como norte el rescate de Venezuela, de su democracia y su libertad podría convertirse en una especie de “océano” al cual queremos llegar y donde soñamos estaremos luego felices. Que esa es una misión que debemos cumplir y que es loable y justificada pero que no podemos perder o ignorar lo que nos sucede a diario y que es, en definitiva, la esencia de nuestra vida.

            Esto pareciera ser un reto enorme al vivir rodeados de problemas y malas situaciones, así que será necesario escarbar bien para ver las luces de las pequeñas cosas que nos hacen felices. Quizás el saludo al vecino, tal vez el ladrido del perro o un grato aroma inesperado. Estar alertas para disfrutar la plenitud del hoy.  No se trata de elegir entre el vaso medio vacío o medio lleno, se trata de vivir día a día como la realidad que le da el sentido al ser. No hay camino a la felicidad, la felicidad es el camino, decía el Buda Gautama.

            Evidentemente la película se acerca al existencialismo, un planteamiento filosófico que entiende la realidad solo a través de la existencia y al individuo como creador del significado de su vida. El existencialismo es en general agnóstico lo que parece ser una corriente en ascenso con la modernidad. Si bien la película Soul muestra a las almas y a los cielos, los explica, desde el comienzo, como una consecuencia de un revoltillo de todos los, muy físicos, asuntos cuánticos.

            Pero también el presente, para muchos, es rico en creencias sobrenaturales, espiritualidad y esperanza en el más allá. Millones de personas disfrutan unidas en la fe y en los rezos bajo el cálido amparo de su religión. Tal vez esa inmensa variedad es muestra del gusto por la libertad de los seres humanos y la razón de nuestro disgusto con quienes tratan de imponernos las ideas únicas.

            La película está llena de detalles y buenas frases y, aunque sea de dibujos y con la tradición infantil de Disney a cuestas, pareciera más dirigida a los adultos con el propósito de ejercer, como decía Sócrates, el oficio del tábano para animarnos a pensar.

Buena para empezar el año y buena referencia. Algo así como que vamos a disfrutar no solo cuando salga Maduro, sino que, también, vamos a gozar un montón durante todo el proceso para lograrlo. Para allá vamos.

                                                                            Eugenio Montoro

                                                                         [email protected]

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