El sueño de Dios

Una humanidad sana, libre, creciente y amorosa, es el sueño de su Creador. Dios la pensó humana, solidaria, trabajadora, creadora…no deshumanizada, perezosa y grotesca.
Es difícil definir el fin de la humanidad, sin embargo, lamentablemente ella misma juega al gato y al ratón con su autodestrucción, y todo apunta a que terminará devorada por un enorme gato representado en la lujuria, envidia, ira, pereza… grandes pecados del mundo. La extinción de los más de 7 mil millones de seres humanos que habita este hermoso planeta Tierra, cuyo poder divino se esmerara en transformarlo en un lugar de encuentros, de amor y de tantas otras cosas; está más cerca de lo que se cree. Si no nos detenemos a pensar en su futuro, su exterminio podría no estar muy lejano, pues el uso que se le da a sus recursos naturales no renovables es oscuro y contra natura.
Algunos científicos como Stephen Hawking, físico teórico, sitúen el fin del mundo, no en Argentina, como refería el papa Francisco, sino por alrededor de los próximos 600 años. Qué le hace pensar a este renombrado científico descubridor de los radiactivos agujeros negros de la galaxia, que el fin está tan cerca; pues está claro que su deducción emana de la rapidez con que el hombre está erosionando y contaminando violentamente sus espacios y sus vidas.
Como consecuencia de la sobrepoblación y la explotación de los recursos, Hawking creía que, en 600 años, nuestro planeta se convertiría en una “bola de fuego chisporroteante”, según dijo en una charla de la Cumbre Tencent WE, en Beijing (China).
Se dijo que el fallecido físico, en realidad no se refería a un futuro concreto, sino más bien a los efectos del calentamiento global.
Pero, son los actores sociales los ángeles y demonios que dominan el mundo, y por ende determinarán su fin. Como ciudadanos de este planeta, son personas que tienen una historia de vida… son sensibles a lo que es bueno o malo, importante, necesario, adecuado y agradable, y también a lo que es monótono, sofocante o incómodo, al tiempo que son inspiradores de amor, seguridad y responsabilidad; entonces en sus manos está conservar por más tiempo a la humanidad, ya que todo pasa por el accionar del hombre sobre la tierra. Es su decisión desterrarse del paraíso que le fue entregado por la fuerza creadora del universo y lanzarse al espació en busca de un planeta seguro donde pueda darle continuidad a la existencia humana.
Nosotros somos constructores de paz; cuidamos de la vida, cuidamos del ser humano, pero también somos guerreristas, construimos armas nucleares y destruimos a mansalva nuestros recursos naturales…
El sueño de una vida humana que avance en una sociedad más civilizada es el sueño, no solo de Dios, sino de quienes luchan para evitar que el fin de los tiempos esté a la vuelta de la esquina.
Si será el agua, el fuego o las plagas, que, si será una guerra atómica; nada es predecible, sin embargo, algo está pasando en el mundo. La mente de sus habitantes está cambiando, pero no evolucionando.
Cuál es el mensaje: pensar, y hacerlo bien. Si nuestros ancestros lo hicieron al organizar a la humanidad en pos de un pensamiento positivo, creativo, con la firme tarea de crear un presente innovador y creciente para obtener un futuro mejor; porqué nosotros hacemos lo contrario.
Qué vemos ahora: una humanidad asida de lo material, de lo superfluo, dejando el sentir de lado. No importa si nada te llevarás cuando mueras, igual quieres tener; además de querer vivir como si no hubiese mañana.
Dios dijo hágase la luz, las plantas, la vida, y creo la humanidad… el verbo es creador, por ello, al unísono, digamos que poseemos un Planeta pleno y sano, pero al mismo tiempo trabajemos para que así sea. Tengamos la certeza de que el mundo es eterno, cambiemos a su favor, luchemos juntos para que no lleguemos a mano propia a nuestro exterminio.