OPINIÓN

LA EXPERIENCIA CUENTA

 

POR: DR. PEDRO DUARTE

Abogado

Sin duda alguna que una etapa de nuestras vidas donde pensamos que todo lo podemos, incluso devorar el mundo de ser posible, es la Juventud. Algunos la han comparado con un divino tesoro, haciendo referencia a la frase célebre del Poeta nicaragüense Rubén Darío. Comparto el criterio de que el mundo les pertenece a los Jóvenes, como también nos pertenece a Nosotros que ya entramos a otra etapa de la vida; en última instancia es de los Jóvenes, hay que abrirles paso, que vengan las generaciones de relevo pues están llenos de vigor y vitalidad, se encuentran en la primavera de la vida, es algo así como el sol a las 7, 8 o 9 de la mañana y sin duda depositamos nuestras esperanzas en ellos, pues la Juventud es ese estadio de la naturaleza humana donde se generan los procesos de la educación para que el Ser Humano sea obediente.

No podemos negar que la Juventud es la fuerza más activa y vital de la Sociedad, son ansiosos de aprender y no muy conservadores en sus pensamientos. De allí que se le debe dar un trato especial de manera tal que se pueda aprovechar al máximo la energía de los Jóvenes, así como sus características particulares.

El Papa Juan Pablo II refiriéndose a la gran cantidad de Jóvenes, consideraba a América como el Continente de la Esperanza, como él mismo lo denominó en su primera visita a nuestro Continente en 1.979 a México, antes lo había manifestado también el Papa Pablo VI. Esto en contraposición a una Europa hermosa pero carente de Juventud.

Ahora bien, toda esta vitalidad, este ímpetu, el hecho de que algunos Jóvenes comienzan a trabajar desde temprana edad, obtener títulos técnicos o universitarios a temprana edad, ganar importantes remuneraciones por su trabajo, los hace muchas veces caer en la tentación de creerse con la experiencia suficiente como para no tomar en cuenta la experiencia de los Viejos, subestimar sus consejos y muchas veces hasta humillarlos.

Recuerdo un episodio cuando a un año de graduado aproximadamente, llegando de los tribunales me llama vía telefónica mi Papá para preguntarme que tal me había ido ese día, pues el ejercicio de la Abogacía es hermoso pero sin duda tiene sus complejidades en la práctica. Consciente mi Papá como estaba de lo que Yo tenía encomendado (caso delicado), llamaba para simplemente conversar, sin embargo Yo lo tomé como una especie de intromisión en mi vida laboral y le respondí en ese momento “Papá, Yo no me gradué para sacar actas de nacimiento sino para lo duro que pueda significar el ejercicio de esta profesión”, quedó en silencio por un momento y luego me respondió en un tono fuerte y con toda la autoridad moral por ser mi Padre: Que pasa Pedrito, como que se quiere subir el cogotico, recondá que soy tu Papá y he recorrido un largo camino en esta vida. Ante esto, no me quedó más que inclinar la cabeza y reconocer que aun cuando estemos trabajando desde muy temprano, hayamos logrado mil títulos, viajado miles de veces, no podemos perder la perspectiva del respeto a la experiencia y más aún si se trata de nuestros Padres.

El gran Líder Chino Mao Tse Tung en una nota de introducción al artículo “Una brigada juvenil de choque de la Cooperativa de Producción Agrícola nro. 9 del cantón de Sinping, Distrito de Chungshan” en 1.955, entre otras cosas manifiesta: Desde luego que los Jóvenes tienen que aprender de los Viejos y demás Adultos y hacer todo lo posible para emprender, con el consentimiento de éstos, toda clase de actividades útiles.

Es de admirar el caso de Japón, este País nos da grandes lecciones entre las cuales resalto acá el hecho de que a las personas que poseen mayor conocimiento o experiencia, se les trata con mayor respeto. En una oportunidad leyendo sobre Japón me impresionó el hecho de que a la única persona que el emperador japonés se inclina más al hacer una reverencia es a su Sensei (Maestro). Así como el profundo respeto que tienen por los maestros, profesores, independientemente  de la edad. Muy por el contrario en occidente nos hemos ido olvidando poco a poco de nuestros valores y, junto a ellos, del respeto tenido por quienes han entrado a la edad de oro, la tercera edad. Posiblemente, hemos llegado a creer que los Adultos Mayores por no ser tan productivos económicamente hablando, no tienen ningún valor en nuestra Sociedad. No obstante, estas personas poseen una alhaja de valor inagotable, es por esta razón que merecen toda nuestra consideración.

En la vida de los pueblos indígenas, los mayores son valiosos y tienen roles importantes, practican y mantienen la sabiduría, la espiritualidad, participan de la socialización de los Niños y Niñas pero también en la vigilancia de la vida comunitaria y de los Adultos. Cada vez que la comunidad realiza ceremonias, actos políticos, acuerdos, parlamentos, en los actos de recuperación de la tierra, de los derechos, los mayores son convocados para dar la legitimidad a los acontecimientos. Cuanto tenemos que aprender de ellos, son culturas que nos dan tremendas lecciones. Dios nos de la suficiente humildad para tener siempre claro la importancia del respeto máximo a la experiencia de nuestros mayores.

 

”Procura no ir esparciendo espinas por el camino… tal vez te toque volver descalzo”

Autor anónimo

 

Dr. Pedro Duarte

Abogado

LOGO EL REGIONAL DEL ZULIA - BOTON PRINCIPAL

Suscríbete a nuestro boletín

Reciba nuestro resumen con las noticias más importantes directo a su buzón.