miércoles, mayo 1, 2024
PENSAR CON CRITERIOS

Mi Vinotinto, Nuestra Vinotinto

Soy más allá del boom Vinotinto del 2001, cuando la selección nacional de fútbol de Mayores comenzó a tener notoriedad, y los venezolanos vieron con agrado la posibilidad de ganar partidos dentro y fuera de casa; aunque siempre sopesando su selección con las más importantes del Continente y con el descaro patrio de vestir camisetas verdeamarelas, albicelestes, y hasta la azzurra y la lusa de Italia y Portugal.

El 12 Vinotinto esperó sin inmutarse hasta que la selección nacional obtuviera por primera vez cuatro victorias seguidas en las eliminatorias al Mundial de Corea-Japón 2002, para así junto a los medios de comunicación prestarle atención al fútbol. Fue así como comenzó está historia en el corazón nacional, con canales de televisión peleándose por los derechos de transmisión, y un público soñador vitoreando, “ah eh Mi Vinotinto, ah eh Mi Vinotinto”.

Muchos trabajos de investigación sobre el nuevo fenómeno Vinotinto citaron en su momento las palabras de Richard Páez, en su función de director técnico en ese entonces, reconociendo la importancia del apoyo de los medios de comunicación. “El apoyo, seguimiento y convicción de los medios de comunicación en el área deportiva es fundamental y determinante. Con los medios volcados a la consolidación del trabajo, los resultados llegarán para satisfacción de todos”; y no deja de tener razón nuestro querido exDT.

Sin embargo, otros corazones como el mío vimos desde temprano esa gesta que se desarrollaba sin aspavientos, pero con trabajo duro, desde aquel año 1970 cuando Venezuela comenzó su ardua tarea para lograr que el fútbol nacional dejara de ser la sombra del beisbol en el país. Nadie miraba hacia el engramado donde por influencia ítala, lusa y canaria, los venezolanos llevaban rato pateando balones con estilo y destreza; y es por esta razón que el fútbol venezolano no tiene historia, y ya es hora de comenzar a narrarla. Darle rostro a esa épica anónima que envuelve a la selección Vinotinto, es necesario; pues las leyendas van pasando y el estímulo Vinotinto está solo en lo que se ve, y olvida lo que pasó antes de llegar a este punto.

Por eso mi reconocimiento a José Luis Dolgetta Ascanio, fallecido en Guayaquil, apenas el pasado martes 31 de octubre, quien​ fue un reconocido futbolista y entrenador vinotinto, máximo goleador de la Copa América 1993 (único venezolano en conseguirlo) con 4 goles, además, es el máximo goleador de Venezuela en Copa América con 6 dianas; a Carlos y Giancarlo Maldonado, padre e hijo, referentes vinotintos; Richard Páez, padre e hijo, con los que comenzamos está historia de la mano del ídolo, mi ídolo, nuestro Capitán dorado, Juan Fernando Arango Sáez, que aunque sea historia reciente, y el fútbol nacional haya sido tan ingrato con lo que representa para un corazón Vinotinto los 127 juegos y 22 goles del centrocampista a favor de la selección; fue su zurda de oro la que marcó un antes y un después del fútbol nacional. Participó en las Copas América de 1999, 2001, 2004, 2007, 2011 y 2015, y las eliminatorias mundialistas de Corea-Japón 2002, Alemania 2006, Sudáfrica 2010 y Brasil 2014. Cómo olvidar sus temidos cobros de tiros libres, esos mismos que deslumbraron al Mallorca en España y al Borussia Mönchengladbach en Alemania, donde se le rinde culto como uno de los mejores del club. Siendo el primer futbolista criollo formado en territorio nacional, fichado con notoriedad por equipos europeos.

En los anaqueles de la historia están esos estadios vacíos, esa falta de apoyo financiero, y esas banderas de Brasil y Argentina levantadas con fervor por un venezolano frente a su hoy amada selección Vinotinto. Hoy la consigna es tener fe por estar muy cerca de pasar página y recomenzar la era dorada del fútbol Vinotinto, que viene arrastrándose entre un lodazal de goleadas, críticas y falta de financiamiento, para abrirse paso en un mundo estereotipado por dos grandes potencias futbolísticas, los Goliat de América: Brasil y Argentina.

Tantas cosas que contar

Ese cuarto lugar en la Copa América de 2011 y perdiendo la semifinal en tanda de penales de la mano de César Farias, le guiñó el ojo al nacionalismo futbolero venezolano, en un deporte que está ligado a la pasión, al sentimiento y a las emociones. No en vano, es el deporte que más mueve a las masas a escala mundial. Ese fue el evento que colocó la cereza al pastel Vinotinto.

En su libro El Fútbol a Sol y Sombra, el escritor uruguayo, Eduardo Galeano, hace una comparación teológica del fútbol: “¿En qué se parece el fútbol a Dios? En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales”. Una semejanza que puede resultar exagerada, pero si de balompié se trata, es bastante acertada. Históricamente, este deporte ha estado ligado con la identidad nacional y el sentimiento patriótico. “El fútbol y la patria están siempre atados; y con frecuencia los políticos y los dictadores especulan con esos vínculos de identidad”, reafirma Galeano en su libro, recordando que la escuadra italiana ganó los mundiales de 1934 y 1938 en nombre de la patria y de Musolini, y sus jugadores empezaban y terminaban cada partido vivando a Italia y saludando al público con la mano extendida. Tampoco olvidó mencionar que, en 1934, mientras que Bolivia y Paraguay se aniquilaban mutuamente en la Guerra del Chaco, la Cruz Roja paraguaya formó un equipo de fútbol, que jugó en varias ciudades de Argentina y Uruguay, para recaudar dinero destinado a la atender a los heridos de ambos bandos en el campo de batalla.

Ahora hagamos un recorrido por el andar de la Vinotinto por esta dura y exigente disciplina deportiva, donde a ninguno de sus integrantes se le da el derecho a fallar ni a cansarse. Comenzaremos por su debut internacional el 12 de febrero de 1938, en el marco de los Juegos Centro Americanos y del Caribe realizados en Panamá, y en los que el seleccionado nacional cayó 3-1 ante el anfitrión en su primer partido. El tanto criollo fue anotado por Reinaldo Febres Cordero. El resto de los partidos fueron derrotas ante México, El Salvador y Costa Rica, sumando solo una victoria ante Colombia por 2 goles a 1. Los tantos fueron marcados por Fernando Ríos.

Le siguió ese mismo año su debut en los Juegos Bolivarianos de Bogotá. Bajo la tutela del profesor Vittorio Godina, el equipo nacional fue con la misma base de jugadores de los Centroamericanos y salió derrotado en los cuatro partidos que disputó ante Bolivia, Colombia, Perú y Ecuador.

En 1944, Venezuela participa en el Torneo 4 Naciones, realizado en Willemstad, Curazao, consiguiendo dos triunfos y un empate frente a Aruba, Haití y los anfitriones, figurando como subcampeones de la competición. Dos años más tarde, se llevan a cabo los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, donde la selección nacional albergó un registro de dos victorias y cuatro derrotas, para culminar en la quinta posición del certamen con cuatro puntos.

Desde 1945 comenzaron las evasivas ante la Confederación Sudamericana de Fútbol (CSF) que tenía interés de que Venezuela participara en los torneos que estaban bajo su jurisdicción, pero una Venezuela temerosa aludía las invitaciones bajo cualquier pretexto; como pasaría con la invitación de la Federación Chilena de Fútbol a participar en la edición XVIII de la Copa América, que se realizaría en el país, y con el torneo eliminatorio convocado por Brasil en 1949, como parte de los preparativos de Copa del Mundo de 1950 que se realizaría en suelo canarinho; y lo volvería hacer en los clasificatorios para el Mundial de Suecia 1958; y ya para las eliminatorias mundialistas de Chile 1962, la invitación no llegaría.

Finalmente, el presidente de la FVF para aquél entonces, Juan José Gutiérrez Alfaro, logró notificar que Venezuela aceptaría la invitación al Premundial suramericano rumbo a Inglaterra 1966.

Venezuela quedó enmarcada en el Grupo I de las eliminatorias, junto a la bicampeona mundial, Uruguay, y a la selección de Perú. El equipo criollo estaba conformado por jóvenes promesas del fútbol venezolano, cuyo promedio de edad era de apenas 20 años, entre ellas destacaba Luis Mendoza. Venezuela se enfrentó a Perú en Lima, perdiendo por la mínima diferencia. El segundo partido, fue en el Centenario de Montevideo, sufriendo su primera goleada ante Uruguay, cinco goles por cero. Luego Venezuela recibiría a los charrúas en un abarrotado estadio Olímpico de Caracas, el resultado fue adverso, esta vez con marcador de 1-3, el gol criollo fue marcado por Argenis Tortolero. Finalizando con la visita de Perú donde la Vinotinto caería seis goles por tres. Los tantos vinotinto fueron anotados por Rafa Santana, Humberto Scovino y Freddy Elie.

Desde entonces la Vinotinto comenzó su tortuoso camino como la “cenicienta” del fútbol suramericano.

Las derrotas continuarían en las eliminatorias de 1969 para el Mundial de México 1970. Las jornadas premundialistas fueron ante Colombia, Paraguay y Brasil. La cuarta fecha frente a Brasil tuvo un precedente histórico más allá de enfrentar a la selección verdeamarela en casa. Significaba enfrentar al que para muchos era el mejor jugador del mundo y de la historia del fútbol: Pelé. Y junto a él, jugadores de la talla de Gerson, Tostao, Jairzinho, entro otros. La gran sorpresa es que el primer tiempo culminó con un empate sin goles. No obstante, en el segundo periodo los brasileños despertaron y con anotaciones de Tostao y Pelé, salieron victoriosos 5-0. El resultado par Venezuela fue el último lugar del grupo, con un empate ante Colombia y cinco derrotas.

Ya con el calificativo del peor equipo del continente, la selección nacional afrontaría la MiniCopa de Brasil en 1972. con la percepción de que los resultados mejorarían, pero, al contrario, este certamen fue el escenario de una de las goleadas más humillantes que sufrió la Vinotinto en su historia. El debut fue contra Paraguay los criollos salieron derrotados 4-1, dejando la mesa servida para que Yugoslavia masacrara a la selección con un catastrófico 10-0. En la tercera jornada, Perú venció por la mínima diferencia y, finalmente, el honor Vinotinto se salvó con un empate contra Bolivia 2- 2.

Tras la Mini-Copa de Brasil, en el año siguiente se suscitó un conflicto entre la Liga Mayor, dirigida por René Hemmer y la Federación Venezolana de Fútbol, liderada por Asdrúbal Olivares, que derivó en una sanción de la FIFA a Venezuela, impidiéndole a la selección participar en las eliminatorias de 1973, camino a la Copa del Mundo de Alemania 1974. Solucionado el conflicto y reanudado el beneplácito de la FIFA, la Vinotinto se dispuso a participar en la Copa América de 1975, cuyo resultado fue humillante con sendas goleadas de Brasil y Argentina. Desilusionados, avanzaron hacia el Premundial de 1977, donde empataría a un gol ante Uruguay, caería ante Bolivia en sus dos partidos, y en su último cortejo saldría derrotado ante Uruguay 2-0.

Un hito en la trayectoria Vinotinto se registra en 1980, cuando los Estados Unidos junto a otras naciones boicotearon las Olimpiadas de Moscú, persuadiendo a las delegaciones de numerosos países a no participar. Este llamado fue acatado por Argentina, que había resultado campeón del preolímpico y Perú, que había quedado en el tercer lugar por detrás de Colombia y le tocaba acudir al evento. De esta forma, Venezuela tomó el lugar de la selección Inca y fue la primera vez que la Vinotinto se presentó en un evento de magnitud mundial. La actuación de la Vinotinto en esos Juegos Olímpicos se resumió en dos derrotas y una victoria. El primer encuentro fue contra los anfitriones, quienes golearon a los criollos con marcador 4-0. Posteriormente, Cuba derrotó a Venezuela 2-1 y, finalmente, llegó la victoria 2-1 contra Zambia. Después de los Juegos Olímpicos y con buenas sensaciones de tener un fútbol emergente, la Vinotinto encaró las eliminatorias al Mundial de España 1982. Sin embargo, Brasil y Bolivia fueron los encargados de golpear nuevamente al fútbol venezolano. Otro Mundial que se le escapaba a Venezuela.

Aunque Venezuela no logró llegar al Mundial de España 1982, en ese año se produjo uno de los logros más importantes en el fútbol venezolano, hasta ese momento, ya que se obtuvo la medalla de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, realizados en La Habana, Cuba. Esto significó un gran paso del balompié nacional.

Al llegar las eliminatorias mundialistas de 1986, Venezuela conformó una de las selecciones más competitiva de la historia, integrada por futbolistas notables como Pedro Acosta, Bernardo Añor, César Baena, René Torres, Nelson Carrero, Carlos Maldonado, entre otros. De hecho, muchos periodistas e historiadores expresan que, si ese equipo hubiese tenido apoyo económico y mediático, habría podido llegar a la Copa del Mundo. No obstante, la realidad fue otra.

Fui testigo con mucha emoción desde la pantalla de mi televisor, como la Vinotinto dio una gran demostración de fútbol contra Argentina en el primer partido, en el estadio Pueblo Nuevo de San Cristóbal. A pesar de que la albiceleste abrió el marcador, René Torres se encargó de empatar el partido. Luego, con goles de Diego Armando Maradona y Daniel Passarella, los sureños ganarían el partido con un resultado final de 2-3, pues Herbert Márquez también se haría presente en el marcador por los venezolanos. En el segundo encuentro fue derrotada por la mínima diferencia por Perú. Posteriormente, Argentina volvería a ganar 3-0 y los incas 4-1. En las últimas jornadas contra Colombia los resultados serían 2-2 y 2-0.

Para las eliminatorias al Mundial de Italia 1990 y el conjunto criollo se volvería a enfrentar a Brasil y Chile. Nuevamente el resultado sería de cuatro derrotas por goleadas.

En las eliminatorias al Mundial de Estados Unidos 94, Venezuela obtuvo solo una victoria frente a Ecuador 2-1. No obstante, esos tres puntos solo salvaron el honor, ya que fue derrotada en los siete compromisos anteriores ante Bolivia, Uruguay y Brasil, demostrando con creces que era la selección de más bajo nivel del grupo.

La Vinotinto encararía las eliminatorias al Mundial de Francia 1998, competición que cambiaba de formato de todos contra todos y a partido de ida y vuelta. En estas eliminatorias la Vinotinto culminó en el último lugar de la tabla de clasificación con tan solo tres puntos, producto de tres empates logrados ante Chile, Bolivia y Ecuador.

Un año después, llegan buenas noticias cuando se anuncia al argentino José Omar Pastoriza como nuevo técnico de la selección, comenzándose a madurar las uvas para la fabricación de un mejor vino tinto, centrando la esperanza en las eliminatorias al Mundial de Corea-Japón 2002. Aunque el comienzo de la competición no distaba de las anteriores con derrota y goleada ante Ecuador y Argentina, en la cancha se empezaba a notar un nivel más alto en el fútbol de la selección. Pastoriza se hizo cargo de la Vinotinto en toda la primera mitad de las eliminatorias, hasta que una derrota contra Ecuador, en el primer partido de la segunda vuelta, marcaría su salida de la selección, siendo sustituido por el doctor Richard Páez Monzón.

En el proceso de Pastoriza y luego continuado por Páez, se desarrolló un trabajo psicológico a los jugadores venezolanos y cambiaron la percepción de que en Venezuela no se jugaba fútbol. En 2001 comenzaría una nueva historia en el fútbol venezolano y de la Vinotinto, pues Páez logró capitalizar los efectos del trabajo antes mencionado y las victorias comenzaron a llegar.

Aunque Páez debutó contra Argentina y sufrió una goleada, en la jornada siguiente empataría contra Colombia 2-2 y, luego encadenaría cuatro partidos sin perder: Venezuela le ganó a Uruguay, Chile, Perú y a Paraguay, sorprendiendo al mundo entero, mandando un mensaje a la fanaticada venezolana y haciendo ver que las victorias en el fútbol si son posibles. Mientras tanto mi corazón rebosaba de alegría al notar los avances vinotintos.

Las eliminatorias al Mundial Alemania 2006 no comenzaron con buen pie y arrancaron perdiendo en Quito y goleada por Argentina, registrando luego tres triunfos consecutivos ante Colombia Bolivia y Uruguay en Montevideo 3-0, victoria que a la postre se conocería como el “centenariazo”. Finalmente, la Vinotinto abandonaría por primera vez el último lugar de la tabla de clasificación, ubicándose en el octavo puesto con 18 unidades, producto de cinco victorias, tres empates y diez derrotas, quedando a tan solo siete puntos de la clasificación.

Richard Páez se mantenía como entrenador de la selección para el premundial Sudáfrica 2010, consiguiendo la primera victoria venezolana en territorio ecuatoriano, cuando con gol de José Manuel Rey, en el estadio Atahualpa de Quito. Luego, la Vinotinto saldría derrotada contra Argentina y Colombia. Se recuperaría frente a Bolivia, en un sufrido triunfo en casa 5-3, donde a pesar del resultado positivo, los reclamos del público y los reproches de los medios de comunicación en contra del cuerpo técnico marcaron la salida de Richard Páez de la selección, quien renunció al cargo.

Después de varias reuniones, la directiva de la FVF decidió nombrar a César Farías como nuevo director técnico, quien debutaría en partido oficial el 14 de junio de 2007, en la quinta jornada de eliminatorias ante Uruguay con empate a un gol. Después se aprobaron una cantidad de partidos amistosos para probar jugadores y conformar un equipo competitivo, entre esos cotejos estuvo el disputado en la ciudad de Boston, el 6 de junio de 2008 ante Brasil, y la sorpresa sería que, por primera vez en la historia, la Vinotinto le ganaría al pentacampeón mundial, con marcador de 2-0. Ese triunfo fue la confirmación del crecimiento del balompié criollo, sin embargo, la clasificación a un mundial estaba lejos al perder cuatro partidos seguidos frente a Chile, Perú, Paraguay y Brasil. Para la segunda mitad de la competición Venezuela derrotaría a Ecuador, pero caería ante la albiceleste.

En mitad de estas eliminatorias, el fútbol venezolano afrontaría su máximo reto al alcanzar un pase al Mundial sub20 en Egipto por primera vez. El debut fue contra Nigeria ganando por la mínima diferencia, mientras en el segundo contra Tahití la Vinotinto goleó 8 -0. Con la clasificación asegurada, los criollos se midieron a españoles y recibieron un 3-0, a pesar de la derrota, accedieron a los octavos de final, donde se mediría a los Emiratos Árabes Unidos y la selección árabe terminó ganando 2 goles por 1, cercenando las aspiraciones de la selección Vinotinto.  De vuelta a las eliminatorias le ganó a Colombia 2-0 y a Bolivia en la Paz, donde Farías sacó su arsenal de jóvenes que habían logrado clasificar al Mundial sub20. Posteriormente empataría contra Uruguay y Chile, y tendría una victoria sobre Perú. La mesa estaba servida para concretar la clasificación en las últimas jornadas, pero un revés contra Paraguay 1-2 y un empate con Brasil 0-0, acabarían con las pretensiones venezolanas de llegar a un Mundial.

Finalizada la Copa del Mundo, César Farías se enfocaría en preparar a la selección de cara a la Copa América 2011, que se disputó en Argentina. El debut en esa Copa América fue contra Brasil y el resultado fue un prometedor empate sin goles, donde la Vinotinto pudo anular la gran ofensiva de la canarinha, liderada por Neymar. Seguidamente, le ganó por la mínima diferencia a Ecuador y empató a tres goles contra Paraguay. Con estos resultados, la selección nacional avanzaría por segunda vez en su historia a los cuartos de final del torneo continental, donde derrotaría a Chile con resultado de 2-1. Luego, en las semifinales, caería por penales contra Paraguay. Venezuela perdería luego el partido del tercer y cuarto lugar contra Perú.

Con la buena actuación en Copa América Venezuela reanudó su sueño de lograr un boleto al próximo Mundial: Brasil 2014. Ecuador hizo respetar su casa y le ganó, pero pasado el trago amargo consiguió su primer triunfo en la historia contra la selección de Argentina de Lio Messi, en la ciudad de Puerto La Cruz, gracias a un gol de Fernando Amorebieta, quien debutaba en ese partido con la selección nacional, y venía de formarse en el futbol de España. Luego Venezuela empató a un gol contra Colombia, derrotó por la mínima diferencia a Bolivia y empató 1-1 frente a Uruguay. Sin embargo, nuevamente comenzarían los malos ratos para el combinado patrio, al perder contra Chile 0-2 y frente a Perú 2-1. Se logró el primer triunfo de Venezuela en Asunción, esperanzando nuevamente a los venezolanos. En la segunda vuelta de eliminatorias, Venezuela empataría a un gol contra Ecuador y perdería frente Argentina, derrotaría a Colombia y empataría contra Bolivia en La Paz, pero sufriría la derrota más dolorosa contra Uruguay 1-0, resultado que dejaría a Venezuela al borde de la cornisa, ya que perdieron el privilegio de depender de sí mismos para llegar al Mundial. Luego, Chile derrotaría a los criollos 3-0, la selección vencería a Perú 3-2 y, el último partido, se empataría a un tanto contra Paraguay, para finalizar en sexto puesto de la clasificación con 20 unidades, cinco menos que Uruguay, selección que ocupó el cupo de repechaje.

Al no conseguir la clasificación al Mundial Brasil 2014, César Farías renuncia a su cargo de seleccionador nacional y comienza un momento transitorio, en el cual la FVF no nombra un nuevo director técnico. Con la incertidumbre en el ambiente y la decepción a flor de piel, el aficionado venezolano perdió la motivación y la fe en la Vinotinto, como siempre no prestó atención en que algo estaba cambiando, y que para disfrutar de la victoria había que tener paciencia.

Después de varios meses Noel Sanvicente fue nombrado nuevo entrenador y su reto más inmediato sería la Copa América 2015, que se realizaría en Chile. El nombramiento de Sanvicente fue empañado por el escándalo más grande en el mundo del fútbol, denominado FIFA Gate que alcanza a la FVF, específicamente en el nombre de su presidente, Rafael Esquivel, detenido el 27 de mayo de 2015 en Zurich, Suiza, junto a otros seis dirigentes de la FIFA, acusados de presunta corrupción, organización mafiosa y fraude masivo, por el departamento de justicia de los Estados Unidos. Las acciones judiciales llevaron a congelar algunas cuentas bancarias de la FVF en el exterior, dejando como consecuencias un recorte de gastos en los viajes y preparación de las selecciones nacionales.

Con esa decepción, las miradas estaban puestas en las eliminatorias mundialistas para Rusia 2018, la Vinotinto perdería su encuentro inicial ante Paraguay por la mínima diferencia y, en la segunda jornada saldría goleada frente a Brasil. Posteriormente, la selección nacional perdería contra Bolivia y Ecuador. Estos resultados generarían fuertes críticas hacia el entrenador y algunos jugadores. La eliminatoria se reanudaría y Venezuela empataría con Perú y sufriría una escandalosa goleada ante Chile 1-4, lo que marcaría el desenlace del proceso de Noel Sanvicente Rápidamente, el nuevo presidente de la FVF, Laureano González, nombró a Rafael Dudamel como nuevo director técnico, que venía de cristalizar un épico pase de la selección Sub-17 al Mundial de Emiratos Árabes Unidos 2013; y que además del resto de las eliminatorias debía afrontar el reto de la Copa América Centenario, que se realizaría en 2016 en los Estados Unidos.

La Copa del Mundo Juvenil sub17 Emiratos Árabes Unidos 2013 y el Mundial Sub-20 de Korea del Sur 2017, dejando este último la mejor actuación de una delegación criolla en un evento de fútbol internacional, fueron las cartas de presentación de Dudamel como seleccionador. Como no recordar ese debut en el Mundial Sub-20 contra Alemania con victoria Vinotinto 2-0, luego goleó a Vanuatu 7-0 y, finalmente derrotó a México 0-1. En los octavos de final derrotó a Japón 1-0, luego venció 2-1 a los Estados Unidos y, en las semifinales, por penales derrotó a Uruguay. El partido final sería contra Inglaterra y la Vinotinto perdería 1-0, pero el hito ya estaba eregido. Por primera vez en la historia, Venezuela obtenía el subcampeonato del mundo, en campeonato de fútbol. Para la Copa Mundial de Fútbol Sub-17 de 2023 a celebrarse en Indonesia, Venezuela obtuvo un nuevo cupo, reafirmando su crecimiento futbolístico no es juego.

Dudamel debutaría como DT Vinotinto en las eliminatorias el 1 de septiembre de 2016 contra Colombia y el resultado sería adverso 2-0. Luego empataría ante Argentina 2-2, Uruguay golearía a Venezuela 3-0 y se perdería nuevamente contra Brasil. Venezuela transitaría la segunda parte de la competición con muchos altos y bajos, pero terminaría las eliminatorias dejando buenas sensaciones, empatando contra Argentina 1-1, contra Uruguay 0-0 y derrotando a Paraguay 0-1. Sin embargo la Vinotinto volvió a ser el huésped del último lugar de la clasificación, algo que no sucedía desde el 2001, al finalizar con tan solo 12 puntos.

El sueño se mantuvo rumbo a Qatar 2022, pero la pesadilla no se hizo esperar cuando con el portugués José Peseiro a la cabeza, tras la sorpresiva renuncia de Rafael Dudamel, se desarrollan los primeros seis partidos, (1 PG, 1 PE, 4 PP). Ante los resultados adversos y refiriendo problemas de incumplimiento de compromisos contractuales, Peseiro renuncia el 20 de agosto del 2021, siendo suplantado por el DT interino Leonardo González, quien encaró 8 partidos con el seleccionado nacional, ganando uno y perdiendo siete. Posteriormente el 30 de noviembre de 2021 el argentino José Pékerman se hace cargo de los cuatro cortejos restantes, sumando una victoria y tres derrotas, para culminar las eliminatorias Vinotinto con tan solo 10 puntos y en el sótano de la tabla de clasificación. Yo creí que esa era la oportunidad, pero solo cambié de sueño, ahora pensaba en el próximo Mundial: México-Estados Unidos-Canadá 2026.

Esta historia la cuento para que nos demos cuenta de que lo del Vinotinto, que hoy nos sabe más dulce, con el excelente desempeño de nuestros muchachos y el comprometido nuevo DT, el argentino Fernando “Bocha” Batista, ante la pólemica salida de Pékerman, no es cuestión de suerte sino de trabajo duro. Esa borrachera de optimismo que nos tiene alucinando con el próximo Mundial Estados Unidos-Canadá 2026, y en cuyas eliminatorias hemos sumado siete puntos en los primeros cuatro partidos, lleva el sello de años de preparación, de volvernos a levantar, de creer siempre y por supuesto de tener fe. No olvidemos todo esto, no olvidemos que no somos solo beisbol, no bajemos la cabeza, pero mantengamos los pies en la tierra. Ahora, mano cantemos con fe, “mi Vinotinto… por eso es que te amo, es nuestro sueño y vamos paso a paso, vengo al estadio pa’ estar siempre a tu lado, y el que no salte no es venezolano, la, la, la, la, la, la, la, la, la, la, la, la, la, la, la, la, la, la, la… y el que no salte no es venezolano”.

 

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