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Colombia comienza a comer de su socialismo rancio

por El Regional del Zulia

Hermanos:

No les importó escuchar las piedras sonar. Se revolcaron en la histeria para enfrentar con sus palabras huecas a todo el que osara advertirles del peligro. Dijeron que a ustedes no les pasaría porque las cosas no serían igual en Colombia que en su hermano país Venezuela. Que los colombianos sí eran bravos, no mansos como sus vecinos. Se le advirtió con qué se comía el socialismo mostrándoles el suculento plato de opresión y mentira que ingieren a diario sus hermanos venezolanos; sin embargo, no les importó que venía aderezado con el oscuro estiércol del abuso de poder, de la corrupción fácil, del populismo más ruin del mundo y de una cubierta gruesa de amor hacia la perpetuidad.

No escucharon, y hay quienes siguen sordos y ciegos ante las señales impregnadas del fuerte ruido que hacen las piedras que se deslizan con furia hacia la destrucción de otro de los más nobles pueblos de Bolívar.

No mentí cuando dije, en un artículo anterior, que el nepotismo, la corrupción y el abuso de poder son la base que cimienta este nuevo socialismo mágico. Nuevo porque el verdadero es una utopía que solo da satisfacción en la lectura de la doctrina, más no en el ejercicio del poder a favor de la sociedad y sus actores.

Hoy Colombia ve y siente, aunque crea que lo acuchillan con una pluma, como su sociedad junto a sus esperanzas de cambio se desvanecen en el nepotismo de un gobierno que esconde sus intenciones en mensajes chispeantes a través de la plataforma X, y se corruptela junto a su familia y amigos quienes a viva voz hacen de las suyas frente a la mirada de un pueblo que no le consigue la cara al cambio que le fue prometido.

Bien dicen que, en países como Venezuela, Cuba y Nicaragua, por nombrar los más cercanos, se gobierna para darle bienestar solo a una cúpula corrupta del seno familiar de quien cree manejar los hilos de un pueblo, que solo recibe migajas para mantenerlos en pie aplaudiendo un circo sinestro que se las juega todas por su perpetuidad.

No quiero polémicas con lo que les digo, pues ya se los dije antes y no escucharon, pero solo díganme si no es cierto que el petrismo revierte todas sus promesas de campaña electoral, que a todas luces se observa que la mentira es la carta de presentación de sus lideres, que luego a espaldas del pueblo solo ríen agradecidos de los dotes de histrionismo que los llevaron al poder.

Vergüenza debe darle a un colombiano que a sabiendas que su Presidente estuvo ligado, y a las pruebas me remito, a una campaña corrupta financiada con dineros ilegales, y que además se gasta el heraldo público en los caprichos de su primera dama, que quiere imponer su programa de gobierno a expensas de las leyes, y que atenta abiertamente contra la institucionalidad del país; calla, acepta y aplaude como focas, tal y cual lo hicieron sus vecinos en otrora, y que hoy están sumidos en la miseria, luchando a brazo partido para lograr una migaja de democracia a través de unas elecciones presidenciales, que por el sendero que van no será más que un nuevo show chavista, amenizado por el cinismo de Diosdado Cabello, los gritos históricos de Jorge Rodríguez, los abusos de poder y violaciones constitucionales de Padrino López y las ansias de perpetuidad del chavismo encabezado por Nicolás Maduro, ya que viola todas los acuerdos establecidos y las mismas leyes, al atrasar los registros electorales, inhabilitar candidatos y partidos y pretender jugar solo (así quién pierde) en un proceso electoral que dista mucho de la transparencia y la libertad que  casi el 80 por ciento de los venezolanos reclaman.

Los venezolanos se reusaron a ver las costuras de la cosa fea que llaman socialismo del siglo XXI en la desesperanza del pueblo cubano, que apenas hoy se atreve a gritar libertad en la calle, porque antes ese grito estaba atrapado en su miedo a un régimen criminal, torturados y déspota similar al de Venezuela y Nicaragua, que representan la afinidad por consanguinidad del castrocomunismo; y el que al parecer también podría tener Colombia.

Es cierto que la violencia que se vive en Colombia es diferente a la de sus vecinos, es cierto que la realidad económica también lo es; pero lo que más me da la certeza de que algo bueno no viene para los neogranadinos es que el libreto es el mismo, y parece que esta nueva novela, sin importar en que sea un remoquete donde todo el mundo sabe lo que va a pasar, puede ser un exitazo en taquilla.

No escribo esto para que me escuchen, lo hago solo para tratar de hacer un ruidito en los oídos de un pueblo que si se duerme en los laureles tendrá que degustar sí o sí ese suculento plato de socialismo rancio, que, les guste o no, tienen que tragar sin chistar; porque amigos por Dios, si saben como es para que lo invitan a servirles esa hiel amarga que muchos confunden con caviar solo por su color.

Terco aquel que no aprende de las experiencias ajenas…

 

Foto/Tomada de la WEB

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