sábado, abril 27, 2024
ANIVERSARIO 2023

El Zulia es uno de los más extensos y poblados estados de Venezuela, con una rica historia y cultura. Desde la época colonial, ha sido escenario de importantes acontecimientos políticos, sociales y militares que han marcado el destino del país y del mundo.

 

 Alonso de Ojeda: “Venezziola”

Venezuela desde los Andes hasta la Amazonia, desde las costas caribeñas hasta las llanuras interminables, siempre será un nombre que habla del Zulia y su Lago

Había una vez un rincón mágico y enigmático que aguardaba a ser descubierto. Era una tierra de maravillas naturales, donde la belleza de sus costas se unía a la majestuosidad de sus montañas, y donde el espíritu indómito de su pueblo resonaba como un eco ancestral. Esta tierra, bañada por los rayos dorados del sol, llevaría un nombre que encerraría un significado profundo, poderoso y zuliano: Venezuela.

Veneciuela o Veneziola (Pequeña Venezia), fue su nombre originario. Si escudriñamos en la historia para conocer cómo esos dos términos se transformaron en el nombre de este hermoso y fascinante país sudamericano, encontraremos que todos los caminos llevan al Lago de Maracaibo, y es desde allí que se inicia la historia de un país al que todos conocen como Venezuela.

Se dice que el origen de la palabra Venezuela se remonta a la época en que los intrépidos exploradores españoles se aventuraron en busca de tesoros y horizontes desconocidos. El 3 de agosto de 1498 Cristóbal Colón descubrió en su tercer viaje a América por la costa de Paria, la tierra firme venezolana, a la que llamó Tierra de Gracia. Utilizó para llegar hasta ella tres carabelas: Castilla, Correo y Vachina o Vaquiña. A la altura del delta del Orinoco observó un gran río que le impresionó. Colón escribiría en su diario que sintió aquel inmenso mar de agua dulce “…con un rugir muy grande…que hoy en día tengo miedo en el cuerpo…”. Se trataba, indudablemente, del río Orinoco.

Pero fue el joven capitán Alonso de Ojeda quien por primera vez exploró los contornos de Venezuela llegando a la costa noroccidental, hoy conocido como golfo de Venezuela, donde observó unas viviendas aborígenes erigidas sobre pilotes de madera que sobresalían del agua construidas por los indígenas Añús o Paraujanos.

Las viviendas llevaban el nombre de palafitos, descubriendo así el lago de Maracaibo el 24 de agosto de 1499, maravillándose con la exuberancia de aquel inmenso estuario de agua dulce. Con Ojeda iban Américo Vespucio, Juan de la Cosa y el geógrafo Martín Fernández de Enciso. Al acercarse a la península de la Guajira actual, quedaron perplejos ante el asombroso paisaje que se extendió ante sus ojos.

Como si la tierra misma le susurrara su nombre, Ojeda exclamó «¡Venezziola!», haciendo referencia a la ciudad de Venecia en Italia, famosa por sus canales y su hermosura. Ojeda decidió bautizar el lugar como «Venezuela», como un homenaje a su descubrimiento de una pequeña Venecia en tierras americanas.

Se ha dicho repetidas veces que fue Américo Vespucio, quien asoció los palafitos del lago de Maracaibo con las casas sobre el agua en Venecia. Sin embargo, sin importar si fue Américo o Alonso, el nacimiento del nombre Venezuela tiene una conexión especial con la región del Zulia. Fue precisamente en los alrededores del majestuoso Lago de Maracaibo, la joya zuliana, donde Ojeda y sus hombres encontraron una comunidad indígena a la que llamaron Pequeña Venezia.

Explica el conquistador y geógrafo español Martín Fernández de Enciso, testigo del descubrimiento, en su obra Suma de Geografía, publicada en 1519: “…Desdel cabo de Sant Romá al cabo de Coquibacoa ay tres isleos en triángulo. Entre estos dos cabos se hace un golfo de mar en figura quadrada. E al cabo de Coquibacoa entra desde est golfo otro golfo pequeño en la tierra cuatro leguas. E al cabo del a cerca dela esta una peña grande que es llana encima della. Y encima de ella está un lugar d’casas de indios que se llama Veneçiuela …”. De esta manera podría deducirse que el nombre de Venezuela es autóctono de la tierra descubierta y no un diminutivo veneciano.

Por otra parte, el sacerdote español Antonio Vázquez de Espinosa, que viajó por casi todo el continente en el último tercio del siglo XVI, escribió en su Compendio y descripción de las Indias Occidentales, fechado en 1629, lo siguiente: «Venezuela en la lengua natural de aquella tierra quiere decir Agua Grande, por la gran laguna de Maracaibo que tiene en su distrito, como quien dice, la Provincia de la grande laguna…».  El primer mapa conocido de Venezuela fue realizado por el navegante y cartógrafo español Juan de la Cosa, en su viaje de 1499 a 1500, quien dibujó la entrada del Lago de Maracaibo y por primera vez aparece el nombre de Venezuela, escrito como Veneçuela.

Es así como el Zulia quedó sellada en la historia como una parte esencial en la génesis de la identidad de esta tierra; y desde entonces, Venezuela ha resonado en el corazón de su gente con orgullo y fervor.

Los Weiser Primera Fundación

 

El territorio marabino data, según algunas investigaciones arqueológicas, de quince mil años antes de Cristo al confirmarse en ese tiempo la presencia aborigen en estas tierras; datos verificables en fósiles de objetos cerámicos, artefactos de origen pétreo, manufacturas de conchas, urnas funerarias y ornamentaciones de metal, provenientes de cerca de 20 asentamientos indígenas que vivían en la cuenca del lago de Maracaibo entre los cuales se incluían: wayúu, barí, añú, yukpa y japrería.

Sin embargo, al referirnos a Maracaibo como ciudad, debemos resaltar que las fundaciones de las nuevas ciudades por parte de los colonizadores fueron casi siempre improvisadas, hechas sobre la determinación de ciertas ventajas del lugar geográfico como costas, altura y agua; por ello, tras el primer acercamiento europeo a esta zona hecho por Alonso de Ojeda, el 24 de agosto de 1499, se da el primer intento de fundación de Maracaibo, y lo realizó el 8 de septiembre 1529 el alemán Ambrosio Ehinger (castellanizado como Alfinger), primer gobernador y Capitán General de Venezuela, enviado un año antes a esta tierra como conquistador de la familia  de banqueros Welser de Augsburgo.  Alfinger veía al Lago de Maracaibo como un puerto natural y estratégica al conectado directamente con el mar Caribe; esto le permitió el fácil reabastecimiento mientras exploraban nuevos territorios.  Al ser blanco de repetidos ataques por parte de la población nativa, este primer intento de poblamiento en Venezuela que se llamaría ciudad Neu Nürenberg (Nueva Núremberg en alemán), fracasó. Esta primera fundación tuvo una población de apenas 30 vecinos y una actividad casi nula, por lo que el conquistador alemán Nicolás Federmann ordenó trasladar su población en 1535 al cabo de la Vela (que hoy es parte de Colombia) en la península de la Guajira.

Aunque serían entonces Nueva Cádiz la primera ciudad fundada en Venezuela y la primera ciudad española en Suramérica, supuestamente erigida antes del año 1500, después del tercer viaje de Colón, en las costas de la isla de Cubagua por el marino italiano al servicio de los reyes, Giacomo Castiglione (hispanizado después como Santiago Castellón), solo fue un campamento temporal para la explotación de las pesquerías de perlas, destruido en 1541 por un maremoto y aunque parte de ella se encuentra sumergida, pueden verse ruinas en imágenes satelitales, fotografías aéreas y terrestres de la isla, seguida por la fundación del pueblo de Santa Cruz en el año 502 en la Península de la Guajira, Coro en 521 y Cumaná en 527; considerando que Alfinger ya avizoraba las costas de Maracaibo como un enclave propicio para la fundación de la hoy creciente ciudad de Maracaibo.

En 1569, tras haber sometido a los indígenas de la zona lacustre en los últimos dos años (1569-1571), el conquistador español Alonso Pacheco fundó la población de la Nueva Ciudad Rodrigo a orillas del lago Maracaibo, dándose la segunda fundación de Maracaibo. Después de un par de años, sin embargo, la población indígena se volvió a levantar y el asentamiento español tuvo que ser abandonado brevemente, ocasionando así una subsecuente fundación en 1574. Ya para el año 1573 el gobernador Diego de Mazariegos inicia lo que se conoce históricamente como la tercera y última fundación de Maracaibo, al confiándole al capitán Pedro Maldonado fundar una nueva ciudad con el nombre de Nueva Zamora de la Laguna de Maracaibo, en honor del gobernador Mazariegos, natural de la ciudad de Zamora, España. Durante los primeros años de su existencia, Maracaibo fungió como muy importante puerto de enlace entre las zonas productivas del sur del Lago y los Andes venezolanos (incluyendo Pamplona en la actual Colombia) y las rutas comerciales en el mar Caribe. La historia la reseña como la Primera Ciudad de Venezuela, por su pujanza y desarrollo económico; también por ser la primera ciudad del país en ser pionera en utilizar varios tipos de servicios públicos como la electricidad y por tener una ubicación geográficamente estratégica. Ya para 1844 Maracaibo contaba con una representación consular de Hamburgo. El único cónsul de Hamburgo que hubo en el país y fue Theodor Fr. W. Schón desde 1845 hasta 1869.

Morir o ser libres

“Morir o ser libres”. Batallar hasta la muerte en aguas del insigne Lago de Maracaibo. Más de 1300 tripulantes patriotas en 22 barcos sellaron la independencia de Venezuela y el escenario fue el Zulia. Una Victoria patriota liderada por el general neogranadino José Prudencio Padilla, que duro dos cruentas horas con 20 minutos, donde se perdieron vidas, pero también se ganaron honores. Ese 24 de Julio de 1823 la Batalla Naval del Lago constituyó un bastión libertario para la lucha independentista.

Dos años y medio antes Simón Bolívar y Pablo Montilla sin confiar en la firma de Armisticio de Santa Ana el 27 de noviembre de 1820, para cesar las hostilidades entre patriotas y realistas, lo aprovecharon para adherir la provincia de Maracaibo, gobernado por Francisco Delgado a la causa patriota en enero de 1821.

Doña María Moreno de Castro, recibe en Santa Rita el santo y seña, lo que se conoce como la moneda de la libertad, para entregarla a su marido, el capitán Antonio Castro, quien puso en marcha el plan independentista. Castro exclamó ¡Viva Colombia! y todo comenzó. El santo y seña recibido por el gobernador Delgado, resultó en un Cabildo Abierto donde se declara a Maracaibo “libre e independiente del gobierno español”. Los Puertos de Altagracia también se alzó en armas con Tomás Vega y Manuel Castro al frente.

El 3 de marzo de ese mismo año Bolívar nombra a Rafael Urdaneta Comandante en Jefe de la provincia de Maracaibo, luego en el congreso constituyente de Colombia se creó el departamento del Zulia, formado por las provincias de Coro, Trujillo, Mérida y Maracaibo. Para el 24 de junio Bolívar entra triunfante a Caracas tras derrotar a los realistas en las sábanas de Carabobo. El año siguiente se da la independencia de Colombia el 19 de abril de 1822. El general español Francisco Tomás Morales tras su derrota en Maracaibo, por el general patriota Lino de Clemente junto a los hermanos Carlos, Fermín, Bruno Massirubí, sargentos nativos de Santa Rita, quienes heroicamente ganaron la batalla en nombre de Bolívar el 24 de abril de 1822; se reagrupa y gana para los realistas la provincia de Coro, Los Puertos de Altagracia y Santa Rita. El general José Prudencio Padilla es nombrado Comandante General de la escuadra patriota.

Padilla y sus hombres arriban a Punta de los Estanques el 3 de mayo de 1823 y el 7 al castillo de San Carlos dando comienzo al gran combate. El 9 de mayo se sitúa en las costas de Punta de Palmas y el 13 traspasa el canal lacustre de El Tablazo. Padilla recibe a las tropas de Manuel Manrique procedentes de Moporo y Gibraltar para armar su cuartel general, escenificándose la primera escaramuza en las inmediaciones de Capitán Chico el 20 de julio. Al día siguiente a las 8:19 de la mañana se da la segunda frente a las costas de Punta de Palma. Manrique coloca al coronel Narciso López al frente de 600 hombres y 11 piraguas a atacar de sorpresa a los realistas acantonados en Maracaibo, pero fracasaron. Los patriotas se desplegaron frente a Los Puertos de Altagracia el 23 por la noche. A las 2:00 de la madrugada del 24, Padilla ordena elevar velas y ya a las 3:10 comienza el abordaje de las naves enemigas batallando con arrojo y patriotismo hasta lograr la victoria a las 5:30 de ese 24 de julio de 1823, obligando finalmente a capitular al almirante realista Ángel Laborde el 3 de agosto frente a Padilla y Manrique. Bien lo dijo Padilla “…morir o ser libres”.

Blancos de la codicia: Maracaibo y Gibraltar

El saqueo de Maracaibo por el pirata Morgan fue uno de los episodios más dramáticos y violentos de la historia colonial venezolana. La ciudad quedó devastada y empobrecida por mucho tiempo.

El pirata Morgan, cuyo nombre completo era Sir Henry Morgan, fue un corsario de origen galés que actuaba bajo el respaldo de Inglaterra, la principal rival de España en el dominio de las Américas. Morgan se hizo famoso por sus ataques y saqueos a varias ciudades y fortalezas españolas en el Caribe, como Portobello, Panamá, Maracaibo y Cartagena.

Esta historia es muy interesante y tiene que ver con la historia colonial y la piratería en el Caribe, incluyendo las ciudades costeras Maracaibo y Gibraltar en Venezuela, que fueron saqueadas por sanguinarios piratas, entre ellos, Morgan en 1669, además del corsario neerlandés Enrique de Gerard (1614), el pirata inglés William Jackson (1942), el Olanés Jean David Nau(1665), Miguel El Vascongado(1667) y el francés Michel de Grandmont (1678); corsarios que fueron atraídos por la imagen de riqueza y prosperidad que ostentaban estas ciudades.

El ataque más feroz fue el organizado por Morgan en 1669 para asaltar Maracaibo con 600 hombres y 15 barcos, una ciudad rica y próspera por su comercio de cacao, tabaco y perlas. Morgan aprovechó que la ciudad estaba poco defendida y que el castillo de San Carlos, que protegía la entrada al lago de Maracaibo, estaba en reparación. Así, logró entrar al lago sin ser detectado y sorprendió a los habitantes de Maracaibo, que no pudieron resistir su ataque.

Morgan y sus hombres saquearon la ciudad durante tres semanas, llevándose todo lo que encontraron de valor: dinero, joyas, objetos religiosos, esclavos y mercancías. También torturaron y mataron a muchos de los habitantes para obtener más información o rescate. Algunos lograron escapar y refugiarse en Gibraltar, una población cercana que después también fue atacada por Morgan.

Cuando Morgan se disponía a salir del lago con su botín, se encontró con que tres barcos de guerra españoles que bloqueaban su salida. Entonces, Morgan ideó un plan audaz: tomó uno de sus barcos más pequeños y lo llenó de pólvora, madera y otros materiales inflamables. Luego lo envió hacia los barcos españoles con una mecha encendida, simulando que era un barco en fuga. Los españoles cayeron en la trampa y se acercaron al barco, que explotó causando un gran daño y confusión. Morgan aprovechó el momento para atacar con sus otros barcos logrando escapar con su botín. La grandeza y coraje del zuliano los llevó a enfrentar a estos corsarios que por muchos años los hicieron blanco de sus ataques.

El pirata Morgan se convirtió en una leyenda negra para los españoles y en un héroe para los ingleses. Su vida inspiró muchas novelas y películas sobre la piratería en el Caribe.

Monumento Histórico y Nacional

Venezuela posee la mayor cantidad de fortalezas coloniales en Latinoamérica. Esto se debe a su privilegiada posición geográfica localizada frente al mar. Y aunque Nueva Esparta cuenta con varias de ellas, en el Zulia se erige uno de los más imponentes: el Castillo San Carlos de la Barra.

El castillo más antiguo de Venezuela es el Castillo de Araya, situado en el estado Sucre también conocido como la Real Fortaleza de Santiago de Arroyo de Araya, construido por decreto español el 15 de enero de 1622 para proteger las salinas de Araya, que eran una importante fuente de riqueza, y para resistir ataques de piratas y corsarios, y que funcionó hasta 1648 cuando se firma la paz con Holanda, siendo destruido parcialmente en 1762; sin embargo el castillo de San Carlos se erige como un bastión histórico de grandeza colonial, regional y nacional.

Históricamente, se edificaron más de 60 fortalezas en todo el territorio venezolano, de las cuales quedan de pie aproximadamente la mitad, entre ellos el Castillo San Carlos de la Barra, uno de los primeros fuertes con los que contó Venezuela. Una construcción de la España colonial ubicado al Norte de Maracaibo, en la Península de San Carlos en la entrada de la barra de Maracaibo, edificado en el año 1623 con rocas calizas, traídas desde la Isla de Toas. La fortaleza tenía por objeto proteger el paso que conecta el Lago de Maracaibo con el Golfo de Venezuela. En la época en que se construyó, Maracaibo había sido atacada y saqueada varias veces por piratas y la construcción del castillo pretendía disponer de una verdadera defensa del territorio que evitara la entrada de piratas a tierra firme.

Acontecimientos como los ocurridos en 1823 con el Almirante José Prudencio Padilla al frente, son el sello histórico de esta fortaleza, cuando una escuadra patriota atacó y ocupó el castillo, donde se encontraban los españoles. Esto permitió a los patriotas entrar al Lago y enfrentarse a los españoles en la Batalla naval del Lago de Maracaibo.

Este fuerte también fue escenario de un férreo enfrentamiento de artillería naval en 1903 a raíz de la negativa del presidente de Venezuela, Cipriano Castro, de no pagar la deuda que tenía el país con varios países de Europa, imponiéndose un bloqueo naval exigiendo el cumplimiento de los compromisos, por lo que durante la medida, el 17 de enero de 1903, el cañonero SMS Panther, apoyado por el crucero ligero SMS Falke, ambos de bandera alemana, persiguen a una goleta mercante que había burlado el bloqueo e intentan pasar por la barra del Lago de Maracaibo. Los artilleros venezolanos Manuel Quevedo y Carlos José Cárdenas lograron hacer varios impactos en el SMS Panther, averiándolo de consideración. Sin embargo, el 20 de enero de 1903 llega el buque alemán SMS Vineta, en relevo del SMS Panther, para bombardear al indefenso pueblo de San Carlos, ocasionando cerca de 40 muertos.

También el dictador Cipriano Castro convirtió este castillo en una prisión para sus adversarios políticos, práctica que continuó con mayor intensidad durante 27 años su sucesor, Juan Vicente Gómez. Los reclusos llevaban grillos y pesadas barras de metal en los pies. Eran sometidos a torturas y a una vida infrahumana. Entre ellos Gregorio Monagas, Ramón Guerra, Nicolás Rolando, José Manuel «Mocho» Hernández, Tomás Funes, Gumersindo Torres, Gustavo Machado, Monseñor Olegario Villalobos, sacerdote muy apreciado en la región, y uno de los más célebres, Eduardo López Bustamante, director del Diario El Fonógrafo de Maracaibo. En 1965 el Castillo de San Carlos fue declarado Monumento Histórico Nacional. Actualmente está recuperado y ofrece al visitante la información necesaria para que conozca los hechos interesantes que allí se vivieron.

Aires de Autonomía

La grandeza del Zulia es innegable. Una grandeza fotografiada como una de las regiones más rebeldes y autónomas de Venezuela durante el período colonial. Es una imagen llena de historia que se matiza en las áridas tierras del occidente venezolano, con la valentía de zulianos visionarios de corazón rebelde y con una indomable pasión por la libertad; siendo el Zulia la primera provincia en proclamar su independencia absoluta de España y de la Gran Colombia.

El Zulia, sin embargo, no se conformó con ser solo un capítulo en el libro de la historia de Venezuela. En un asombroso acto de audacia y ambición, esta tierra de luchadores quiso trazar su propio destino como una Nación independiente, al levantar los cimientos de su propia identidad soberana. Si bien esta aspiración a la independencia plena no alcanzó el éxito deseado, quedaron registradas mediante documentos, discursos, decretos y relatos históricos que reflejaban las intenciones de independencia y la creación de una nación autónomo del territorio venezolano.

El proyecto separatista del Zulia, iniciativa política impulsada por los generales federalistas Jorge Sutherland y Venancio Pulgar durante el gobierno del general Juan Crisóstomo Falcón; proclamaba en 1863 al Zulia y las provincias de Coro, Mérida y Trujillo como el Estado Soberano del Zulia, que formaban parte de la Federación de los Andes, una alianza de estados federalistas, integrados como un Estado Autónomo. El objetivo era crear una república soberana y democrática, con una constitución propia, un ejército, una bandera y un escudo.

Los periódicos y publicaciones de la época en Venezuela y otros países recogieron noticias, editoriales y opiniones relacionadas con el movimiento separatista del Zulia. Muestra de ello fue la hoja impresa publicada con un mensaje que Sutherland dirigía a la Asamblea Federal. Exaltaba su compromiso político con el país y el poderío logrado por el Zulia que lo hacía meritorio de la solicitud de anexión de los estados vecinos:

…Que he procurado engrandecer mi país, ahí están las obras. Que lo he hecho respetable, ahí están los hechos. Que el Zulia es un Gigante que crece y se engrandece cada día ¿Quién puede dudarlo, a presencia de los acontecimientos? Su fama atrae las simpatías de los Estados vecinos; sus armas se han enaltecido por el valor de sus heroicos hijos; la República se ha salvado de una Tormenta, por el esfuerzo de los zulianos, Maracaibo es la salvaguarda del honor nacional, y los enemigos se han confundido para siempre. Yo estoy satisfecho de mis paisanos y me siento orgulloso de ser Maracaibero…

Existen también documentos que también certifican que en 1858 el gobernador de Santander general Vicente Herrera ya había concebido la idea de crear el Estado Soberano del Zulia, formado por las provincias de Maracaibo, Mérida y Táchira de Venezuela y el departamento norte de Santander de Colombia.

En agosto de 1928 hubo un último intento por hacer del Zulia una República independiente, con la creación de la República de Coquivacoa, con apoyo de los intereses norteamericanos. Algunos atribuyen la idea a la Pantepec Oil Company, presidida por William Buckley, otros a la Standard Oil Company. Estaría integrada por el estado Zulia, los departamentos norte y sur de Santander y la comisaría de la Guajira, incluyendo Cartagena y Barranquilla. Las denuncias de Valmore Rodríguez y Rómulo Betancourt, del Partido Revolucionario Venezolano, ilegalizado, pero con sede en México, junto al parlamento colombiano y el gobierno venezolano lograron desmantelar la propuesta.

En la actualidad, existen museos y sitios históricos en el Zulia que conservan la memoria de este proyecto de independencia y su importancia en la identidad local.

Reliquia milagrosa que decidió su destino

En la Catedral de Sevilla existe un altar dedicado al Cristo Negro de Maracaibo donde se venera un cuadro pintado al óleo por el artista sevillano Joaquín Bilbao

La historia del Cristo Negro de Gibraltar en el Zulia es una tradición religiosa que se remonta al siglo XVII, cuando la población de San Antonio de Gibraltar, población situada al sur del Lago de Maracaibo, fundada en 1591 por el capitán Gonzalo de Piña Lidueña, recibieron en su templo la figura de un cristo en madera negro.

En 1600 el Cristo fue rescatado del incendio provocado por los indígenas zaparas, quiriquires, aliles y eneales, que destruyó la población el 22 de julio, cuyas casas tenían techos de paja, igual que la iglesia, tras rebelarse contra los malos tratos del encomendero español Rodrigo de Argüelles.

Los indígenas flecharon y prendieron fuego al Cristo que estaba sobre el altar de la iglesia, pero el crucifijo que reposaba sobre una cruz de nogal no se quemó y quedó con cinco flechas clavadas en su cuerpo. Fue rescatado y traído a Maracaibo. Desde entonces, el Cristo Negro se convirtió en objeto de devoción y fue llamado por los indios y los habitantes de Gibraltar y de otras poblaciones cercanas, como Bobures, “El Cristo de los Milagros”. Cada 6 de enero Bobures celebra su fiesta con tambores y bailes en honor a San Benito de Palermo.

En 1620, los gibraltareños solicitaron su devolución a las autoridades de la época, situación no permitida por los fieles maracaiberos. El conflicto fue resuelto por el Consejo de Indias, que ordenó que el Cristo Crucificado fuese colocado en el Lago de Maracaibo, sobre una canoa para que sus olas lo trasladaran donde él quisiera quedarse. Después de tres intentos, las tres veces arribó a las costas del lago del lado de Maracaibo, lo que sería considerado por la población un milagro del Cristo Negro.

El Cristo Negro desde 1817 se conserva en la Catedral de Maracaibo. Es considerado el patrimonio religioso más antiguo del Zulia y una muestra de la fe y la cultura popular de esta región.

Antigua advocación mariana

El 28 de octubre de 1651, se dio la milagrosa aparición de la imagen de la Virgen del Rosario del Paraute impresa en un retablo, cuando un joven indígena de la doctrina Paraute se encontraba sentado en su palafito a orillas de la desembocadura del río Paraute en el Lago de Maracaibo. Por tres veces rechazo la tablilla de madera con sus pies; intrigado por su insistencia de regresar la recogió y la colocó sobre el techo pajizo de su bohío, allí logró ver la imagen pintada de la figura de una Virgen, convirtiéndose así en de la primera advocación de la Virgen María en Venezuela, pues dicha advocación, apareció primero que la Patrona de Venezuela: la Virgen de Coromoto, el 11 de septiembre de 1652.

El cura del lugar para ese momento, enterado tal insólito acontecimiento, visita la choza para comprobar su veracidad, dejando constancia de ello en los libros parroquiales. La Imagen religiosa es llevada a la Iglesia de la Candelaria en Lagunillas de Aguas, con el nombre de “Nuestra Señora del Rosario de Paraute”, por haber sido arrastrada por las aguas de dicho río, recibiendo el culto por parte de la comunidad indígena y demás fieles de la región. En 1774, el Obispo de la Diócesis de Caracas, Mariano Marti, en visita pastoral por Valle Seco, Moporo, Tomoporo de Aguas y Lagunillas de Aguas, valora el Retablo de la Virgen, mencionando que está cubierto de plata y esmeraldas, entre otras cosas, según refieren documentos certificados del obispo.

La Reliquia en principio se encontraba en Lagunillas de Agua, pero un incendio afectó el templo saliendo Ilesa la tableta, obligando su traslado a la casa del devoto Lino Ekmeiro en Tasajeras, donde luego de otro incendio vuelve a salir ilesa, por lo que se llevó la Sagrada Imagen al templo de Las Morochas, donde se mantiene hasta hoy, no sin antes haber vuelto a demostrar su grado de Santidad al salvarse de un nuevo incendio el pasado 23 de enero de 2004, cuando un cortocircuito provocó una conflagración en el interior de su templo. En honor a su antigüedad y culto en 2001 la Santa Sede decretó a la Virgen del Paraute como Patrona de la Costa Oriental del Lago complementaria a la advocación de la Virgen del Rosario de Cabimas. Al templo se le concedió el rango eclesiástico de “Santuario Mariano Diocesano”.

Gloria a ti, Casta Señora EL MILAGRO DE LA TABLITA

Con la humilde lavandera María Cárdenas arrancó en 1709 una devoción mariana que ha crecido fervorosamente con el pasar de los siglos en el corazón de los zulianos, cuando María encuentra la tablita a orillas del Lago de Maracaibo mientras laboraba y decide llevarla a su hogar para tapar un tinajero. Días más tarde escuchó un golpeteo y unas luces que provenían de su casa; al entrar encontró en la tablita la imagen resplandeciente de la Virgen y el Niño junto a San Antonio y San Andrés.

Desde entonces este Retablo se convirtió en objeto de una de las peregrinaciones más grandes no solo del Zulia sino de todo el país.

Al corroborarse el milagro de la aparición de la Tablita fue trasladada a la ermita de San Juan de Dios, hoy transformado en su amada Basílica, donde reposa desde entonces. Un nicho seleccionado por ella misma al negarse a ser trasladada a la Catedral de la ciudad. La Sagrada Imagen se puso tan pesada que se decidió devolverla a la iglesia San Juan de Dios, cerca de donde apareció por primera tras recuperar su peso original y poder ser trasladada.

El templo conocido como la plazoleta de San Juan de Dios hoy plaza de la Basílica, fue construido en 1732, siendo escenario de grandes concentraciones religiosas en honor a Nuestra Señora de Chiquinquirá, celebrándose en ella las Fiestas patronales de la Virgen, los carnavales y, a principios de 1900 sirvió de espacio para disfrutar del cine mudo gratis al aire libre.

El presbítero Dr. Antonio María Soto, cura de la parroquia de Chiquinquirá y San Juan de Dios, gestionó y obtuvo de su santidad el Papa Benedicto XV, el día 16 de julio de 1917, un Breve Pontificio (Documento del Vaticano), ordenando la coronación canónica de la imagen de Nuestra Señora de Chiquinquirá de Maracaibo. El referido Breve Pontificio, dirigido al Excelentísimo y Reverendísimo Monseñor Arturo Celestino Álvarez, obispo del Zulia, en la República de Venezuela, establecía en su parte dispositiva que “te conferimos el poder para que el día en que mejor te pareciere coloques sobre la sacratísima cabeza de la venerada imagen una corona de oro…”. Al presbítero Dr. Antonio María Soto se debe la exaltación de la Iglesia a la categoría de Basílica Menor, por sus gestiones ante la Santa Sede. Conseguidas ambas cosas se hacía necesario modernizar el antiguo templo para que fuera digna morada de la Virgen Santísima y para ello se crearon juntas que trabajaron intensamente, quedando terminadas las reformas en 1932.

Más tarde, “su Excelencia Reverendísima Monseñor Marcos Sergio Godoy, digno obispo de la Diócesis del Zulia, dispone lo concerniente a la expresada coronación y con fecha 10 de noviembre de 1941…”, fijó la fecha de la coronación para el 18 de noviembre de 1942. Para ese momento se convocó a músicos y escritores que participaran en un concurso para seleccionar el Himno de la coronación. El jurado designado se pronunció por la letra enviada por la escritora Graciela Rincón Calcaño y la música de Adolfo de Pool Rodenas. La letra de su estribillo reza:

“Gloria a ti, casta Señora de mi pueblo bravo y fuerte, que en la vida y en la muerte, ama, lucha, canta y ora”

Hasta los momentos, no hay ley eclesiástica o civil que haya fijado como día de fiesta el 18 de noviembre para celebrar el Día de Nuestra Señora de Chiquinquirá.

Hombres de agua en la Laguna de Sinamaica

Las comunidades palafíticas son todos aquellos pueblos que habitan en viviendas construidas sobre el agua apoyadas sobre estacas, generalmente de madera, en las cuales se apoya una plataforma que sostiene todo el cuerpo de la vivienda y la cubierta.

En Venezuela, específicamente en la tierra de Udón, el soleado estado Zulia, se encuentra la Laguna de Sinamaica declarado patrimonio natural de la humanidad por ser un ecosistema manglar-lagunar, cuna de quienes son considerados los “primeros venezolanos”, el pueblo Añú-Paraujano. Esta comunidad indígena recibió la admiración de los navegantes que avistaron las costas zulianas al llegar por primera vez a Venezuela, al observar sus hermosas viviendas sobre las aguas, comparadas con la hermosa ciudad de Venecia.

La grandiosidad del Zulia es el espejo de esta laguna, que alberga uno de los pueblos palafíticos más ancestrales de Venezuela, Santa Rosa de Agua, comunidad que junto a otros pueblos de agua situados en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo como la otrora Lagunillas de agua, San Timoteo, Tomoporo, Moporo y Ceuta o Ceuta del Agua, capital de la parroquia General Rafael Urdaneta del municipio Baralt; siendo habitantes de una red de palafitos que les provee de puerto seguro y vivienda, siendo parte de una arquitectura histórica viviente en el Zulia, Venezuela y el resto del mundo.

A estos pueblos solo pueden sumarse las comunidades indígenas de los waraos ubicados en el Delta Amacuro a delta del río Orinoco, cuyos habitantes también habitan zonas palafíticas.

Como dato histórico podemos destacar que en la zona de la Laguna de Sinamaica estaban presentes antes de la colonización dos etnias, la añú y la wayúu; diferenciadas por su modalidad de subsistencia y lengua hablada. Los wayúu se dedicaban al comercio, la siembra y el pastoreo, mientras que los añú se extendieron por toda la ribera del lago de Maracaibo. La palabra añú significa para algunos investigadores “gente”, y, para otros, “hombres de agua”.

 Llegó a Maracaibo el vitascopio de 1888

El 5 de noviembre de 1888, comienzan a funcionar en Venezuela los primeros teléfonos y fue en la capital zuliana donde se dio este acontecimiento. La empresa Maracaibo Telephone Company anuncia que cada suscriptor de esta ciudad pagará veintiséis bolívares mensuales por el servicio, incluyendo a todos los que vivían dentro de una milla de distancia de la central telefónica. Este aparato innovador llamado vitascopio fue importado por el empresario Luis Manuel Méndez, y para la fecha de inicio del servicio habían más de 100 suscriptores, pero sólo 50 fueron puestos en funcionamiento. Los marabinos dan inició con el uso de esta innovación al sistema de comunicación del país.

Salen del Zulia valijas de comunicación

El Zulia siempre adelante echó a andar el primer servicio regular de correos entre Bogotá y Maracaibo, el 7 de agosto de 1751. Francisco de Ugarte tenía apenas veintiún días de haber asumido el cargo de gobernador de la provincia de Maracaibo, cuando el virrey de Santa Fe, José Alfonzo Pizarro, marqués del Villar, crea por Decreto la prestación de este servicio por primera vez en Venezuela.

Dos hombres salían de ambas ciudades en una caminata de treinta y dos días, para encontrarse al cabo de 15 días en la ciudad de Pamplona, hoy, Colombia, lugar donde intercambiaban las valijas, estas fabricadas de baqueta o cordobán, en forma de cartera, donde transportaban doce libras de papel, aseguradas con sus respectivos candados. Además de Bogotá y Maracaibo, esta ruta cubría las siguientes ciudades: Tunja, Pamplona, San Cristóbal, Mérida y Gibraltar. El precio de un envío de correo variaba según el peso y la distancia. El envío de una carta sencilla costaba entre uno y tres reales; y una onza de peso estaba entre real y medio a cuatro reales. Este servicio era un monopolio del Estado y estaba prohibido para la empresa privada.

 

 Primer Busto de Bolívar en la Plaza Mayor

En 1867, Maracaibo tuvo el honor de ser la primera ciudad de Venezuela donde se erigió en una plaza pública, una estatua al Libertador Simón Bolívar. El presidente del Zulia para ese entonces, el general Jorge Sutherland, fabricó una columna en la Plaza Mayor de San Sebastián de la Concordia, nombrada primero así a la actual plaza Bolívar, según las costumbres españolas, donde se colocó una estatua del Libertador. Esa escultura se considera el primer monumento erigido al padre de la patria en un espacio público, y fue Maracaibo su artífice. Lamentablemente esta estatua fue removida, debido a que en opinión de la gente no guardaba ningún parecido con el Libertador.

Para 1873 el General Venancio Pulgar, quien gobernara el estado Zulia para esa fecha, ordenó la construcción de una nueva plaza, siendo remodelada con las cuatro ninfas alegóricas, con el asesoramiento artístico del famoso pintor zuliano don Carmelo Fernández, quien fue comisionado por Venancio Pulgar para viajar a Europa y escoger un modelo de plaza moderno. La nueva plaza se reinauguró con el nombre de plaza de la Concordia, cuyo nombre aún es usado por algunos ciudadanos como referencia para dar direcciones. En el año de 1905 la plaza se consagró nuevamente al Libertador con la colocación de la escultura ecuestre de Simón Bolívar realizada por Eloy Palacios.

Maracaibo iluminada desde 1888

Maracaibo es una ciudad que se ha destacado por su desarrollo cultural, comercial e industrial, siendo pionera en la incorporación de la electricidad en el país. La noche del 24 de octubre de 1888, Maracaibo se iluminó por primera vez con el alumbrado público eléctrico, siendo la primera ciudad de Venezuela y la segunda de América Latina, después de Buenos Aires, en contar con este servicio.

El comerciante Jaime Felipe Carrillo fue el responsable de traer e instalar los materiales eléctricos necesarios para alumbrar la plaza Bolívar y algunas calles adyacentes, así como la Casa de Gobierno y el Teatro Baralt, con motivo del centenario del natalicio de Rafael Urdaneta. Al año siguiente, Carrillo y otros socios fundaron la empresa The Maracaibo Electric Light Company, que ofrecía el servicio de alumbrado privado incandescente por seis horas diarias.

En 1895, la ciudad contaba con 213 focos para las calles y 3.200 lámparas incandescentes en casas y comercios1. En 1916, la empresa eléctrica amplió su capacidad de generación y comenzó a prestar el servicio las 24 horas del día.

Con la electricidad llegó el progreso

Que Maracaibo contará con electricidad lo fue convirtiendo en la segunda ciudad del país y una de las más modernas. Seguido al gran evento de la electrificación de la ciudad, a Maracaibo llegarían otros servicios como el tranvía eléctrico, el teléfono y el telégrafo, el cinematógrafo y la prensa. Se instaló la línea telegráfica, que ya funcionaba en Caracas desde el 29 de mayo de 1856, luego de aprobarse un proyecto promovido por el español Manuel de Montúfar, quien obtuvo la autorización del presidente José Tadeo Monagas para establecer el servicio telegráfico entre Caracas y la Guaira. Esta línea permitió la comunicación rápida y eficiente entre las dos ciudades más importantes del país en ese momento. Antes de eso, el correo se enviaba por medio de vapores que tardaban varios días en llegar. Asimismo, Maracaibo contaría con un sistema de tranvías eléctricos desde el 18 de mayo de 1917. Esta línea fue construida por la Empresa Tranvía Eléctrico de Bella Vista, que había ordenado el primer tranvía eléctrico verdadero para Maracaibo desde la J. G. Brill Co. de Filadelfia en 1916. Antes de eso, la ciudad tenía una línea de tranvías tirados por mulas que funcionaba desde 1884. El sistema de tranvías eléctricos se expandió hasta tener 11 líneas y 40 km de vías en 1930. Sin embargo, el sistema entró en decadencia y fue reemplazado por autobuses en 1947.

 Tipografía a color que mostró al Zulia en el exterior

En El Zulia ilustrado apareció el primer plano a color de la ciudad de Maracaibo, cuyo levantamiento topográfico es obra de Eduardo López Rivas, publicado en 1890

A finales del siglo XIX es editada en la ciudad de Maracaibo, con una de las tipografías más sofisticadas de América, la primera revista y publicación periódica venezolana que reprodujo imágenes fotográficas y fotograbado, El Zulia Ilustrado. Esta revista fue creada por el periodista marabino Eduardo López Rivas con el objeto de dar a conocer el estado Zulia en Venezuela y en el exterior.

Eduardo López Rivas, quien nació en Maracaibo el 10 de septiembre de 1850 y fallecido el 22 de julio de 1913; fue un intelectual y periodista, fundador y editor de grandes tribunas periodísticas de carácter político y figura legendaria dentro de la historia del periodismo en Venezuela. Era propietario de la Imprenta Americana, donde se editaba una revista elegante, en papel satinado, de muy interesante contenido, gran calidad de diseño y excelente impresión, El Zulia Ilustrado. Sus publicaciones hicieron especial oposición al régimen del caudillo Antonio Guzmán Blanco, que se mantuvo en el poder durante dieciocho años, de quien nunca aceptó contribuciones para ninguna de sus publicaciones, ya que mantuvo siempre una actitud adversa a los abusos de los políticos.  Se financiaba con las ventas y los fondos personales del director, comprometido profundamente en promover su amada tierra. También dirigió el diario El Fonógrafo, cerrado repetidas veces por la censura del gobierno de Guzmán Blanco.

Todos los artículos comenzaban con letras capitulares de hermosos decorados y los títulos mezclaban refinados tipos de letras. Pedro Guzmán (hijo) escribe sobre la revista: La hermosa revista literaria El Zulia Ilustrado, era impresa con nitidez, buen gusto tipográfico e interesante lectura. Las publicaciones tenían ilustraciones de próceres zulianos, poetas, personalidades, edificios y paisajes de la región.

El primer número apareció el 24 de octubre de 1888, para conmemorar el centenario del nacimiento del general Rafael Urdaneta, prócer de la Independencia de Venezuela. El último número se editó en diciembre del año 1891, logrando publicar 35 números a tres columnas, con artículos de 45 autores diferentes y 108 grabados.

En el lago se graba la primera película

Una investigación sobre publicidad encontró por accidente la que tal vez sería la primera cartelera cinematográfica en la que se anunciaba la proyección de dos películas venezolanas: Célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa y Muchachos bañándose en la laguna de Maracaibo

Las primeras películas realizadas en Venezuela fueron dos cortometrajes documentales, titulados Un célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa y Muchachos bañándose en la laguna de Maracaibo, se estrenaron tan solo 13 meses después que los hermanos Lumière dieran a conocer en París, el invento que permitía proyectar imágenes en movimiento, al cual llamaron cinematógrafo. Estas películas fueron estrenadas el 28 de enero de 1897 en el Teatro Baralt de Maracaibo, certificando que, ya desde las postrimerías del siglo XIX, el cine venezolano era uno de los pioneros en Latinoamérica.

El responsable de estas películas fue el zuliano Manuel Trujillo Durán, un fotógrafo y operador de cine que trabajaba para el comerciante Luis Manuel Méndez. Méndez había traído de Nueva York un vitascopio de Edison, un aparato que proyectaba imágenes en movimiento sobre una pantalla. Trujillo Durán utilizó este aparato para filmar escenas cotidianas de la ciudad de Maracaibo, como la extracción de una muela por parte de un dentista y el baño de unos niños en el lago.

Las películas fueron rodadas en formato de 35 milímetros, en blanco y negro y sin sonido. Cada una duraba aproximadamente un minuto y medio, y mostraban imágenes nítidas y fluidas. El público que asistió al Teatro Baralt quedó maravillado con el espectáculo, que fue anunciado como una “vista animada” o una «fotografía viviente».

Trujillo Durán es considerado el padre del cine venezolano, y su obra es un testimonio histórico y cultural de la Venezuela de finales del siglo XIX.

Cada 28 de enero se celebra el Día Nacional del Cine en Venezuela, en honor a estas dos primeras películas que iniciaron la cultura fílmica venezolana, reconocida a nivel internacional.

 De Colegio Nacional a Universidad

Antes el 22 de diciembre de 1721, se había fundado en Caracas la primera universidad que fue la Real y Pontificia Universidad de Caracas, establecida por Real Cédula del rey Felipe V. Esta universidad fue la precursora de la actual Universidad Central de Venezuela (UCV), que fue fundada el 29 de marzo de 1725 por el obispo Diego de Baños y Sotomayor. La UCV ha sido declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO

En el corazón de un sol radiante que abraza la tierra marabina, se erige un bastión de conocimiento y excelencia: La Universidad del Zulia, una de las instituciones de educación superior más antiguas y prestigiosas de Venezuela. Una institución que es más que una simple universidad; es la luz que ilumina el camino al conocimiento en el Occidente de la Patria de Bolívar.

Su origen se remonta al siglo XIX, cuando los habitantes de Maracaibo demandaban una universidad que acompañara el desarrollo económico, cultural e intelectual de la región.

El 2 de marzo de 1837 se creó el Colegio Nacional de la Provincia de Maracaibo, por decreto del general José María Carreño, vicepresidente del Gobierno, y propuesta por la Sociedad Amigos del País, presidida por Manuel de Arocha. Se instaló el 19 de abril de 1839, con el dictado de cursos de filosofía y latín, otorgándose el grado de Bachiller, y funcionó en el antiguo Convento de Franciscanos, actual plaza Baralt de Maracaibo.

Para 1854, se le da luz verde para el conferimiento de grados académicos como estudios superiores en Jurisprudencia y en Medicina. El 9 de abril de 1867 se le cambió el nombre por el de Colegio Nacional del Zulia, al pasar de Provincia de Maracaibo a Estado Soberano del Zulia. A partir del 24 de septiembre de 1883 se llamaría Colegio Federal de Primera Categoría del Estado Falcón y a partir de abril de 1890 se le identificaría como Colegio Federal de Primera Categoría del Estado Zulia.

El Colegio Federal del Zulia se convierte en La Universidad del Zulia desde el 11 de septiembre de 1891, por decreto del presidente Raimundo Andueza Palacio, firmado el 29 de mayo de ese mismo año. El primer rector fue el doctor Francisco Ochoa, hasta su cierre por órdenes del presidente Cipriano Castro.

El 20 de septiembre de 1903 Castro apagó la LUZ del Zulia, al considerar que con cuatro universidades (Caracas, Mérida, Zulia y Valencia) se corría el riesgo de crear a la larga un proletariado intelectual, lo que llevaría a una degeneración del carácter nacional, respondiendo a criterios más político que académico, ya que la universidad era vista como un foco de oposición al régimen.

La segunda apertura se produjo el 15 de junio de 1946, por decreto de la Junta Revolucionaria de Gobierno, que estableció la reapertura de LUZ, concretándose el 1 de octubre de ese mismo año con tres facultades: Medicina, Ingeniería y Derecho. El rector fue el doctor Jesús Enrique Lossada, quien impulsó la expansión y modernización de la institución. Lossada falleció en 1948 y le sucedió el doctor Antonio Borjas Romero.

La Universidad del Zulia, reconocida por su calidad académica, su producción intelectual y su proyección comunitaria, fue la primera universidad en incorporar adelantos científicos como la navegación de vapor, la luz eléctrica, los teléfonos, el cine, la circulación por tranvías, entre otros: por lo que es considerada una institución que refleja el espíritu progresista y modernizador de la región zuliana.

Vanguardia Financiera

El establecimiento de un sistema bancario nacional en Venezuela lo logra el Banco de Maracaibo el 11 de mayo de 1882, realizando su primera asamblea general de accionistas el 20 de julio del mismo año y abriendo sus puertas al público durante el mes de enero del año 1883. Su Junta directiva se encontraba formada por los señores Ramón March, Ángel Urdaneta y A.F. Vargas.  Esta entidad financiera fundada en la ciudad de Maracaibo fungiría además como emisor de billetes,​ a este le seguiría el actual Banco de Venezuela el cual fue inscrito legalmente el 2 de septiembre de 1890 tras la transformación del Banco Comercial. Luego de una pausa de más de dos décadas es fundado un cuarto banco, el Banco Comercial de Maracaibo en 1916 y posterior a este arribaron los bancos extranjeros como The Royal Bank of Canadá, posteriormente denominado Banco Royal Venezolano, Banco Internacional e Inter Bank, hoy fusionado con el Banco Mercantil, The National City Bank of New York (Citi Bank) y el Banco Holandés Unido, denominado después Banco Continental hasta su fusión con el Banco Provincial. En 1925 y 1926 son fundados el Banco Venezolano de Crédito y el Banco Mercantil y Agrícola, hoy denominado Banco Mercantil, respectivamente, los cuales estaban autorizados para la emisión de billetes ante la ausencia de un Banco Central junto con otros los Bancos Venezuela, Maracaibo, Caracas y Comercial de Maracaibo.

El banco de Maracaibo con un capital de Bs. 160.000 sentó las bases para ser un banco centenario. Gozó de una gran reputación dentro y fuera de Venezuela, siendo el primer banco emisor de billetes y monedas en el país (20, 40, 50, 100, 200, 400 y 500).

En 1992 adopta el nombre Banco Maracaibo y el eslogan Un gran banco nacional. Fue uno de los patrocinantes del extinto equipo de béisbol Petroleros de Cabimas. El banco fue intervenido en enero de 1994 por el gobierno nacional, durante la crisis bancaria de ese año, dando como resultado la confiscación y el cierre de sus instalaciones.

 

Antes de este banco, desde 1839 hasta 1882 hubo otros intentos de establecer instituciones financieras en Venezuela, pero todos fracasaron o tuvieron una duración efímera. Por ejemplo, en 1839 el banquero William Ackers estableció el primer banco en Venezuela, aunque de capital extranjero, denominado Banco Colonial Británico que fue dirigido por Leandro de Miranda, hijo del prócer Francisco de Miranda, sin embargo, esta institución en 1848 cesa sus operaciones. Luego, Ackers fundó junto con otros inversionistas y el Estado venezolano (a cargo del 20% de las acciones) el Banco Nacional de Venezuela el cual cumpliría la función de recaudación aduanera y cancelación del presupuesto nacional; además de facilitar descuentos y depósitos. Pero en 1850 corre la misma suerte que el Colonial Británico y cierra sus puertas.

Zulianos con auxilio social 

El 18 de marzo de 1876 se funda en Maracaibo la primera Sociedad Mutuo de Auxilio con la finalidad de socorrer a cada uno de sus socios en caso de enfermedad, realizar obras benéficas que garantizaran el progreso nacional y mantener la paz por medio de la unión de sus ciudadanos. El gobierno de estado destinó la biblioteca pública bajo la administración de la Mutuo Auxilio; esta biblioteca tenía 2.173 volúmenes y estaba abierta al público todos los días. Tuvo como órgano el periódico “El Mutuo Auxilio”, que según López de Sagredo se inició en 1877. Creó la Caja de Ahorros (1878) que otorgaba préstamos de 500 pesos venezolanos al 1% mensual y recibía depósitos de los comerciantes de Los Andes y Sur del Lago, para tener un fondo de reserva; y ya para 1880 nace la Compañía de Seguros de Vida. Otras instituciones surgieron en años posteriores como Monte Piedad de Maracaibo (1884) y la Compañía Seguros Marítimos de Maracaibo (1886). Tuvo una larga existencia en su sede, que había sido la cárcel situada detrás del Teatro Baralt. Entre sus presidentes se recuerdan también a Miguel Urdaneta y Germán del Gallego. Actualmente su sede sólo cuenta con la fachada y su interior sirve como cuarto de máquinas de los acondicionadores de aire del Teatro Baralt.

 

Frank Boland cae al Lago

Era la primera vez que, juntos el hombre y una máquina surcaban el cielo de Maracaibo, cuando ocurrió lo que fue reseñado por la historia como el primer accidente aéreo en Venezuela. La mañana del jueves 19 de septiembre de 1912, la aeronave piloteada por Frank Boland giró su hélice en medio de rápidas convulsiones, para inicial su segundo vuelo de exhibición sobre el lago de Maracaibo.

Los marabinos cuatro días antes, el 15 de septiembre se maravillaron durante 22 minutos con el primer vuelo de un avión piloteado por Boland sobre el Lago. El acontecimiento fue avistado por un numeroso público que vitoreaba la hazaña. El segundo despegue programado fue catastrófico. En esta oportunidad, las entradas de preferencia se vendieron más que la primera vez. La primera elevación del biplano había causado gran asombro y ahora el segundo vuelo era esperado con mucho entusiasmo. A eso de las nueve de la mañana, Mr. Frank Boland gorra en mano como era de costumbre en los aviadores de la época, hizo funcionar nuevamente su novedoso aparato de madera y muselina, pero este no ascendió por los aires, por el contrario, los espectadores solo observaron una lamentable zambullida en las costas del lago que dejó al biplano sin cola y con su armadura semidestruida. Boland salió ileso del desastre. Este accidente quizás fue un presagio, porque cinco semanas después de su despedida, el 25 de enero de 1913, Frank Boland murió víctima de otro terrible accidente con su biplano en la isla de Trinidad.

Aviación Comercial despega desde Maracaibo

La aviación comercial llegó a Venezuela a principios del siglo XX, cuando los pioneros de la aviación comenzaron a explorar los cielos venezolanos. Uno de los hitos más importantes fueron los primeros vuelos experimentales realizados en Caracas el 29 de septiembre de 1912, por el piloto estadounidense Frank E. Boland, quien 9 años después del vuelo de los hermanos Wright, trajo dos biplanos al país y realizó varias exhibiciones aéreas en diferentes ciudades, entre ellas Maracaibo.

Para 1923 los venezolanos fueron sacudidos por una impactante novedad: el arribo al país del primer hidroavión. El 2 de febrero de ese año llegaban a La Guaira, procedentes de Santo Domingo, los Junkers D-127 y D-128, tripulados por los pilotos alemanes Herman Müller y Bernard Junkers.

Los hidroaviones realizarían un periplo por algunas ciudades, como Maracay y Maracaibo, en esta última se esperaba su llegada para el 21 de febrero. Los marabinos se prepararon para presenciar el gran acontecimiento. Llenaron con entusiasmo los alrededores del lago, donde se posaría el pájaro de metal; pero los Junkers no llegaron sino hasta el 27 de febrero cuando finalmente arribó al Lago de Maracaibo el Junkers D-218, proveniente del lago de Tacarigua, en el estado Aragua. A las 12:35 p.m., una multitud alborozada vitoreó al general Juan Vicente Gómez, por dar a los venezolanos pudieran presenciar estas muestras de progreso.

Después de este acontecimiento, varios venezolanos se interesaron por aprender a volar, entre ellos el zuliano Marcos Sarcos Portillo nativo del barrio El Empedrado de Maracaibo. Descendiente de una familia distinguida de la ciudad, desde muy joven sintió afición por el vuelo. En 1920 estudia aviación en Estados Unidos, en la Escuela Curtiss de Garden City, Long Island, en el estado de Nueva York, al este de Manhatta, siendo el primer piloto en obtener una licencia de piloto emitida por el Departamento de Comercio de Estados Unidos el 16 de octubre de 1930.

Otro momento significativo

Maracaibo fue escenario de la inauguración del Aeropuerto Grano de Oro el 19 de diciembre de 1929. Este terminal aéreo se convirtió en el principal punto de entrada y salida del país, facilitando el flujo de pasajeros y carga aupado por el auge petrolero de la región.

Este aeropuerto fue adjudicado y construido en marzo del año 1929, durante la gestión del entonces Gobernador del Zulia era Vincencio Pérez Soto en plena dictadura del presidente General Juan Vicente Gómez. Los ingenieros de la infraestructura aeroportuaria eran arquitectos muy famosos en Venezuela en el Siglo XX: Luis Eduardo Chataing, Luis Malaussena, Alejandro Chataing y Carlos Raúl Villanueva.

En 1929 llegó también a Venezuela la Compañía General Aeropostal Francesa a hacer operaciones en el país. Contaba con 3 Latécoère 28 y ocasionalmente se usaban Latécoère 26 con los que dieron inicio los vuelos nacionales entre las terminales aéreas de las ciudades de Maracay y Maracaibo.

En 1933, la empresa fue nacionalizada y se convirtió en la Línea Aeropostal Venezolana (LAV). Empezaron a volarse los trimotores Ford, DC-3, Lockheed modelo 8 y 10 Electra, entre otras aeronaves.

En 1940, Aeropostal ya volaba a varios pueblos de Venezuela, luego conectaría a Venezuela con otros países de América Latina y, más adelante, con destinos en Europa y Estados Unidos.

Meyer Baldó voló con el Barón Rojo

El 20 de abril de 1895, nace en Santa Lucía, Maracaibo, el legendario aviador Carlos Meyer Baldó, hijo de Amelia Baldó Jara, natural de Cúcuta, y de Johannes Ludwing Karl Meyer Groeve, un alemán que arribó a Venezuela atraído por el negocio del café.

Cuando Carlos Meyer Baldó tenía 13 años de edad, partió junto a su familia a Alemania, donde inició su carrera militar. Se graduó de piloto en la Escuela Militar de Gotha Tea 3, ingresó a la Escuadrilla de Cazas Nº 11 y trabajó como escolta de Manfred Von Richthofen, mejor conocido como el «Barón Rojo» y responsable de un temido escuadrón de élite llegando a ser la unidad aérea más famosa de todos los tiempos. Meyer Baldó fue considerado un «As de Ases» de la Aviación Militar Alemana. De regreso a Venezuela, murió en un accidente aéreo en Maracay, el 27 de noviembre de 1933. Los restos de Meyer descansan en el Cementerio General del Sur en la ciudad de Caracas. Una calle de Caracas y el Teatro de la Base Aérea Rafael Urdaneta, en Maracaibo, llevan su nombre. Un busto en su honor fue develado en el Museo Aeronáutico de Maracay. Este legendario aviador zuliano es un destacado personaje entre muchos otros venezolanos.

  

Acuatiza en el Lago Charles Lindbergh

El Zulia es una región tan grande que el mismísimo histórico aviador estadounidense Charles Lindbergh, de trascendencia mundial, acuatizó frente a los malecones del Puerto de Maracaibo en octubre de 1929 mientras efectuaba un viaje de placer que, de paso, serviría para el estudio de una ruta de la PAN-AMERICAN WORLD AIRWAYS. La prensa internacional reseñó los detalles de la visita, cuya agenda se cumplió en su mayoría, excepto porque Lindbergh llegó al lugar equivocado. El gobernador de entonces, el general Pérez Soto, esperaba el hidroavión al final de la avenida Bella Vista, cerca de La Marina, sitio estipulado de arribo originariamente. Lindbergh se molestó pues había recibido una información errónea en Bogotá; luego de expresar su desagrado con unos celadores de resguardo marítimo decidió continuar su ruta hacia Curazao. Entre tanto, el gobernador Pérez Soto, con su gran comitiva y su abundante champagne, se quedó esperando al hidroavión, al que nunca lograron ver.

Carnavales de maravillas para los marabinos

La enigmática aeronave fue bautizada “La Montgolfiera” en honor a los hermanos Joseph y Jacques Montgolfier, quienes lo inventaron en Francia en 1783. En ella promocionaron avisos publicitarios. En el enorme aparato impulsado con combustible compuesto por aire caliente y humo proveniente de una estufa de material de alfare-ría, se podían leer mensajes como: “La Tijera de Oro / Sastrería / Venta de drills y casimires / Ramón Fuenmayor M”

Maracaibo, pionera en tantos acontecimientos de importancia en Venezuela, suma a esas hazañas la elevación por vez primera en los cielos venezolanos de un globo aerostático, siendo la ciudad que agolpó a medio centenar de personas alrededor de la Plaza Baralt, para ver despegar por los cielos el asombroso aparato; que fue traído a finales del siglo XIX a Maracaibo especialmente como atractivo de la celebración de las fiestas de Carnavales.

La Plaza Baralt adornada con una multitud ataviada con elegantes trajes y sombreros que respondió el llamado por radio y prensa del acontecimiento del día, observaba con asombro la imponente estructura de tela fuerte, en forma de óvalo de enorme tamaño que se iba inflando y luego poco a poco conquistaba el cielo zuliano.

Un parisino de apellido Katiel condujo el globo, mientras un joven zuliano, Carlos Luis medina nativo de El Empredrao, fue el ayudante del francés en su travesía. El globo se elevó, se disipó entre la brisa marabinos y luego cayó en los alrededores de la ciudad. Después de esta exhibición en joven Medina realizó por su cuenta nuevos intentos de elevación del globo en la ciudad, unos fueron fructuosos y finalmente repitió la hazaña de Katiel con éxito. El historiador Jesús Ángel Parra, refirió que la participación de Medina hizo que en la Maracaibo se acuñara la frase popular “¡Éste es más alto que el globo de Carlos Luis!” cuando alguien ascendía rápidamente en su posición económica. ¡Qué molleja de grande es La Montgolfiera! Exclamaban los presentes en la plaza, según relato del cronista Régulo Díaz, conocido como “Kuruvinda”.

Misiva pública para animar la revolución

Simón Bolívar, el gran Libertador, el 23 de septiembre de 1821 visitó tierras zulianas honrándolas con su presencia física. Durante este histórico momento Bolívar salió de Maracaibo a bordo de una goleta con destino a San Carlos del Zulia a través del lago de Maracaibo; y en pleno viaje, el Libertador, en medio del inmenso Coquivacoa, lee la carta del tirano Lope de Aguirre al rey Felipe II, la cual califica como el acta primera de la Independencia de América de 1560, y ordena su publicación en el Correo Nacional, el primer periódico del Zulia, considerando que la misma contenía propaganda antirealista, iniciando con ello la actividad periodística en el Zulia.

«…Avísote, Rey y Señor, lo que cumple a toda justicia y rectitud para tan buenos vasallos como en esta tierra tienes, aunque yo, por no poder sufrir más las crueldades que usan estos tus Oidores, Virreyes y Gobernadores, he salido de hecho con mis compañeros de tu obediencia, y desnaturalizados de nuestras tierras, que es España, y hacerte en estas partes la más cruel guerra que nuestra gente pudiera sustentar…», es un fragmento de esta misiva.

Es así como se dieron a conocer en nuestro Continente, los descontentos entre los criollos y esclavos, que más adelante se convirtieron en las más crueles batallas que consolidaron la libertad del yugo español.

Pa’ que vos sepáis, son únicos

El voseo es un fenómeno lingüístico de uso corriente en algunos países y regiones de Hispanoamérica, consiste en utilizar el término “vos” en lugar de “tu”, con formas verbales de la segunda persona del plural o del singular, y en lugar de forma tónica “ti”

El voseo zuliano es la forma de dirigirse a la segunda persona del singular usando el pronombre “vos” y ciertas conjugaciones verbales particulares, ampliamente extendido en la región occidental del país (Mérida, Lara, Trujillo, Táchira, Yaracuy, Falco y Zulia). Lo grandioso del voseo zuliano es que es considerado un fenómeno único de la lengua castellana a nivel mundial.

El zuliano usa el pronombre “vos” combinado con las diferentes conjugaciones verbales que poseían los colonizadores españoles. Los zulianos tienen la capacidad de emplearlas a la perfección. A diferencia del voseo de otras regiones de América Latina, el zuliano mantiene el diptongo original en la terminación verbal, como en “vos bailáis” o “vos corréis”.

El voseo original y auténtico fue traído por los conquistadores españoles cuando colonizaron las Américas en 1492, por lo que se remonta al español antiguo, donde el pronombre “vos” se usaba para expresar respeto o reverencia a la segunda persona, tanto singular como plural del latín (vos), y que se mantenía en el castellano antiguo en los siglos XII-XVI. Este uso se conservó en la corte española y se extendió a las colonias americanas, donde convivió con el tuteo (uso del pronombre “tú”) y el usted (uso del pronombre “usted”). Con el tiempo, el voseo fue perdiendo su valor de cortesía y adquiriendo un valor de familiaridad o informalidad, y se fue restringiendo a ciertas zonas geográficas o sociales, siendo sustituido por el “Tú” (tuteo), por ser considerado más fino, elegante y, por algunos, respetuoso.

Durante mucho tiempo se trató de marcar a las personas “voseantes” de marginales y mal habladas en Venezuela, debido a que el voseo zuliano se caracteriza por su fuerte y peculiar forma de hablar, la cual puede resultar escandalosa para algunas personas. En el caso del Zulia, se cree que el voseo se mantuvo por la influencia de los inmigrantes canarios, que llegaron a la región en el siglo XVIII y que conservaban el voseo reverencial.

En la educación nacional, se les enseña a todos los estudiantes la conjugación del vos reverencial; es decir, el vos original. También se ha sugerido que el voseo zuliano se debe a la resistencia de los habitantes locales a adoptar el tuteo, que era visto como una imposición de las autoridades españolas. La sociedad venezolana acepta el voseo como una característica distintiva de la identidad cultural de los zulianos que lo usan con orgullo y humor; en especial en occidente, en donde obtiene un rango prestigioso a la hora de dirigirse a alguien. El voseo zuliano también ha dado lugar a numerosas expresiones y modismos propios de la región, como “¡Qué molleja!”, “¡A la vaina!” o “¡Vergación!”. Si alguien quiere escuchar el voseo autóctono de Venezuela, sólo tiene que ir a cualquier rincón del Zulia, donde hasta en la escritura utilizan su peculiar “vos”.

Desde Gibraltar para el mundo

En 1928 en la emisora La Voz del Lago, se tocó por primera vez en vivo la Noche Buena de Adolfo de Pool, músico y compositor maracaibero, autor también de la música del Himno a la Virgen de Chiquinquirá de Maracaibo

La gaita zuliana es un género musical autóctono del Zulia, que en 2014 fue declarado un bien patrimonial de interés cultural y artístico de Venezuela.

Se dice que la palabra “gaita” procede del gótico gaits, aunque todavía no está muy definido, término que también utilizan las lenguas del oriente europeo, tales como: gaida en Hungría, gainda en Creta o gayda en Yugoslavia, que significa “cabra”, ya que de la piel de este animal se realiza la membrana de furro o furruco, instrumento emblemático de la gaita. Este género musical regional se caracteriza por su ritmo y letras alegres que expresan sentimientos sociales, críticas, humor, protestas o devoción y por el uso de instrumentos como el furruco, el cuatro, el tambor y la charrasca.

Su origen es incierto, pero hay dos historias que coinciden. La primera habla de la devoción por Santa Lucía en el barrio El Empedrao de Maracaibo, donde la gaita era sólo una expresión musical religiosa. La segunda historia indica que la gaita es producto del legado africano o de la influencia española.

Para el investigador Ramón Herrera Navarro, la gaita zuliana nació un 4 de diciembre de 1782 en el cantón de Gibraltar al sur del Lago de Maracaibo, siendo inspirada después de que el amo de la finca Santa María golpeó a un negro esclavo, llamado Simón Chourio, quien exclamó llorando: Ya esto no puede ser/ como nos tratan los amos. Su hermana, María Dolores Chourio al oírle su lamento respondió: Y si se lo reclamamos/ nos hacen más padecer. Luego ambos repitieron al unísono la primera parte del verso: Ya esto no puede ser. Un esclavo líder, de nombre Francisco, pidió permiso a los amos para difundir cantos navideños alusivos a los aguinaldos y villancicos de los españoles, y fue concedido, siempre y cuando lo hicieran antes de su fiesta, que era el 24 de diciembre. Contrariamente los esclavos entonaron el canto de protesta compuesto días antes, por lo que los músicos y cantantes recibieron como respuesta una fuerte azotada que terminó en la muerte de una esclava, de nombre Candelaria y el resto de los esclavos, terminaron en un cepo con los pies encadenados.

Sin embargo, según un estudioso del folklore como Rafael Molina Vílchez, la gaita es española, pero que con el tiempo surgieron dos tendencias divergentes: La gaita marabina y las gaitas negras.  “La gaita zuliana, como muchas otras manifestaciones del costumbrismo latinoamericano, es mestiza”, asegura Molina.

Virgen de Chiquinquirá es el nombre del primer tema grabado en honor de la Virgen María en su advocación de Chiquinquirá, compuesto por Ramón Bracho Lozano y José Mavárez, quienes la grabaron en el último quinquenio de los años cuarenta, con la agrupación Gaiteros del Zulia. No existían solistas porque la gaita era cantada por el coro formado por los músicos. Desde los años 50, la gaita es un género regional que se escuchaba en la época navideña, sin embargo, se extendió por todo el país que se ejecuta todo el año.

La gaita zuliana es un símbolo de identidad nacional y cultural, que representa la voz del pueblo, sus luchas, sus sueños y sus tradiciones. Es una forma de arte que combina la música, la poesía y la creatividad, reconocida internacionalmente como un género musical único y original, que ha logrado obtener el récord Guinness de reunir a más de 400 músicos para interpretar el tema Reina Morena de Ricardo Aguirre.

Humor neto y “mollejuo”

El estado Zulia es una tierra de contrastes, donde conviven la tradición y la modernidad, la cultura y la naturaleza, el petróleo y el lago. Pero, sobre todo, es una tierra de gente alegre, jocosa y humorística, que sabe reírse de sí misma y de las vicisitudes de la vida. Su esencia es un optimismo tan grande como su tierra.

Los zulianos tienen un sentido del humor muy particular, que se expresa en su forma de hablar, en sus dichos populares, en sus chistes, bromas y en sus ocurrencias. Su humor es ingenioso, irónico, sarcástico y a veces picante, pero siempre respetuoso y cordial. Se burlan de todo y de todos, pero sin ofender ni herir. Su humor es una forma de resistir y de celebrar la vida. Sino que lo diga el popular marabino Carlos Bernal Mijares, famoso embustero y humorista, conocido como Roñoquero nacido en septiembre de 1880, entre otros tantos aspectos.

La jocosidad del zuliano se manifiesta en sus fiestas, en sus bailes, en sus juegos y en sus costumbres. Disfrutan de la música, especialmente de la gaita, un género musical típico del Zulia. La gaita se canta en español o en wayuunaiki, la lengua de los indígenas wayúu que habitan la región, siendo una expresión de la alegría y la identidad zuliana. Cada rincón del Zulia está lleno de alegría a carcajadas y optimismo. Su alegría se refleja en su paisaje, en su clima y en su luz que irradia la sonrisa de cada habitante de esta alegre región venezolana.

El estado Zulia es una región llena de historia, tradición y belleza, pero, sobre todo, es una región llena de humor, jocosidad y alegría. Los zulianos son gente que sabe vivir con gracia y con gusto. Son gente que hace honor a su lema: Zulia siempre será Zulia.

La hazaña de dos zulianos de a pie

«Nosotros, Rafael Ángel Petit y Juan Carmona, Boy Scouts de la República de Venezuela, hemos caminado diez mil millas para saludarlos con hermandad, para darles un aplauso de Hermandad Scout. No hay jungla intransitable, río ni montaña lo suficientemente alta, enfermedad, sed o hambre, que puedan parar el alcanzar los objetivos de ciudadanía y hermandad internacional del Movimiento Scout. Todos los Scouts que hemos encontrado a lo largo del camino, se nos unen a la hora de saludarlos. Nosotros hemos desgastados doce pares de botas para estar con ustedes en el primer Jamboree Nacional”, afirmaron frente al presidente estadounidense Franklyn D. Roosevelt, también presidente Honorario de los Scouts de su país, quien los recibió personalmente.

Los zulianos Rafael Ángel Petit y Juan Carmona eran dos exploradores que formaban parte del grupo de Scouts en Maracaibo a quienes se les ocurrió inscribirse como muchos otros entusiastas atletas en un “Raid Pedestre” (jira pedestre) en los Estados Unidos. Era el primer Jamboree Nacional que se realizaría en Washington y que sería inaugurado el 30 de junio de 1937, donde participaron unos 26 mil scouts, 400 de los cuales venían de otros países. La sensación del evento fueron los jóvenes venezolanos el marabino Rafael Petit y el cabimense Juan Carmona, quienes, para ser parte del evento, partieron en una caminata desde la plaza Bolívar de Caracas hasta Washington. La expedición criolla salió el día 15 de enero del año 1935 logrando llegar el 16 de junio de 1937, luego de una travesía de más de dos años. Recorrieron alrededor de 20 mil kilómetros y atravesaron 10 naciones para cumplir su meta bajo el lema «¡Llegaremos a Washington, o moriremos con gusto!».

Junto a Carmona y Petit partió también Jaime Roll, otro joven scout, que decidió desistir de la travesía en Bogotá antes de intentar ingresar a la peligrosa selva del Darién, regresando inmediatamente a Venezuela.

Los únicos expedicionarios, entre siete que se inscribieron, que pudieron cumplir con la hazaña fueron ellos dos, la cual concluyeron teniendo que enfrentarse a serios peligros durante el recorrido como robos y animales salvajes en la inhóspita selva del Darién. Luego de haber cumplido su hazaña, recibieron muchos homenajes en muchas ciudades del continente. Al llegar a Venezuela, su tierra natal, ocurrió lo mismo, fueron homenajeados en varias ciudades del país, pero el recibimiento que les hizo el Zulia a sus héroes expedicionarios fue calificado de insólito, cuando una gran multitud de más de 10 mil personas tomó parte en los festejos públicos en honor a los dos osados caminantes desde el 7 de agosto de 1937 cuando arribaron a los muelles de La Ciega, siendo trasladados en hombros hasta la Basílica de Nuestra Señora de La Chiquinquirá.

Los festejos y homenajes programados para rendirle honores a estos dos jóvenes atletas y exploradores continuarían al siguiente, pero el regocijo popular que aún se respiraba en todo el ambiente por su llegada, se vio empañado por una tragedia que se suscitó en el lago de Maracaibo cuando la noche del domingo 8 de agosto de 1937, la piragua “Ana Cecilia” naufragó perdiendo la vida en el accidente más de cien personas.

Para el calor zuliano Regional o Zulia

La Venezuela colonial recibió gratamente desde España y las Antillas una bebida alcoholizada que con los años se convertiría en uno de sus consumos favoritos: la cerveza.

La cerveza no se elaboraba en el país, era traída en barcos para luego envasarse en botellas de cuello ancho y largo llamadas limetas. Durante la independencia Alemania e Inglaterra pasaron a ser las fuentes de abastecimiento de este producto. No fue sino hasta mediados del siglo XIX que se comenzó a producir en Venezuela, específicamente en 1843, cuando inmigrantes alemanes en la Colonia Tovar a solo un mes de haberse fundado, los hermanos Karolina y Theodor Benitz, fabricaron su propia cerveza que llamaron “Cerveza Tovar”.

Ya para 1887, la industria cervecera de Venezuela da sus primeros pasos, cuando el Gobierno nacional otorga a la Sociedad Mercantil Mosquera hijo y Cía., la concesión para la instalación de una fábrica de cerveza en Caracas. El 20 de abril de 1893 inauguran la C.A. Cervecería Venezuela. Posteriormente en 1897 se fundan tres nuevas empresas; la Cervecería de Valencia, Cervecería de Puerto Cabello y el 12 de junio la Cervecería Maracaibo, esta última validaría la soberanía en todos los aspectos del Zulia. Para 1925 y 1929 se fundarían en la capital zuliana dos nuevas empresas cerveceras, la Zulia y la Regional. Aunque en un principio la distribución de estas dos empresas fue solo regional, actualmente se puede encontrar en todo el país. Desde entonces, estas dos cervezas han sido una de las bebidas alcohólicas preferidas por los venezolanos. En el caso de la Cervecería Regional es la única empresa venezolana en recibir la Medalla de Oro en la Exposición Internacional de París en 1937. Igualmente, quién olvidará este slogan: “Pida Zulia y le servirán cerveza”.

 

Para los gringos la Coca-Cola

En 1922 la compañía H.L. Boulton importa por primera vez el refresco “Coca-Cola” a Maracaibo para satisfacer los gustos de su clientela norteamericana. Recordemos que para esa época estaba en su apogeo el proceso de perforación de pozos petroleros en el Zulia que trajo un gran número de técnicos norteamericanos a la región zuliana.

Estado Soberano y Visas zulianas

 

Sabían que hubo un momento en que se necesitaba entrar a Maracaibo en barco con una visa. Esto ocurrió durante la Guerra Federal (1859-1863), cuando el estado Zulia se declaró independiente de Venezuela y formó la República de Maracaibo.

Durante este período, el gobierno de Maracaibo estableció un sistema de aduanas y control migratorio en el puerto de la ciudad, que era el principal punto de entrada y salida del territorio. Los viajeros que quisieran ingresar a Maracaibo debían presentar una visa expedida por el consulado de Maracaibo en su país de origen, o solicitarla al llegar al puerto. La visa tenía un costo de 10 pesos y tenía una validez de 30 días.

La República de Maracaibo duró poco más de tres años, hasta que fue reincorporada a Venezuela por el general Juan Crisóstomo Falcón, quien derrotó al presidente marabino Manuel Felipe Tovar en la batalla de Santa Inés el 10 de diciembre de 1862. A partir de entonces, se eliminó el requisito de la visa para entrar a Maracaibo.

El pionero templo católico

El templo de Cristo de Aranza es para la Iglesia católica venezolana su primera construcción eclesiástica. Fue declarado en 1960 monumento histórico nacional. Su nombre se debe al Cristo de Aranza, cuya imagen tiene más de 450 años de haber llegado a la ciudad en un galeón que naufragó a orillas del lago, justamente frente al lugar donde se alza la capilla.

Es la iglesia más antigua de la ciudad, que data de entre los años 1535 y 1555. Se cree que fue construida de palmeras y paja. Según el musicólogo Agustín Pérez Piñango, en su interior se encontró la partitura de la gaita a “San Sebastián” que data de 1660 aproximadamente, el documento más antiguo conocido hasta los momentos donde se hace referencia a la palabra Gaita.

Iglesias como ésta, fueron el centro de las primeras comunidades que existieron en nuestra ciudad, todas cerca del lago: la Catedral, Santa Ana, El Convento, San Juan de Dios, Santa Bárbara y Santa Lucía. Estas iglesias, con excepción de Santa Ana y El Convento, dieron origen a las primeras parroquias que tuvo Maracaibo. Su actual estructura data de 1813 construida por el procurador del Rey Don José Días-Varela, propietario del hato “Mirasol” donde se encontraba la vieja ermita. La reconstruyó, así como existe hoy día, para que en ella oficiara misas su hijo Manuel, sacerdote que después ejerció su curato en Santiago de Cuba.

La solidaridad de Bolívar

En la Isla de Providencia ubicada en la bahía del Tablazo en el estado Zulia se construyó el primer hospital antileproso de Venezuela a 14 kilómetros de la capital zuliana y a escasos dos minutos, en lancha, del municipio Santa Rita

El Libertado Simón Bolívar concibió el lugar en 1828 para que fuesen atendidos a más de mil pacientes con lepra, y así salvarlos de la indigencia y el rechazo continuo que sufrían por la sociedad.  Bolívar promulgó un decreto ordenando el levantamiento del leprocomio en el inhóspito lugar conocido, para ese entonces, como la isla de Los Burros, después como de Lázaro, también llamada isla de los mártires y finalmente isla de Providencia. En el decreto se estableció que para el sostenimiento económico se aplicarían las rentas provenientes del derecho de anclaje de los barcos que fondeaban en el puerto de la Vela de Coro; y de las galleras ubicadas en el entonces departamento Zulia.

En el leprocomio de la isla de Providencia fueron construidas instalaciones hospitalarias y comunales, entre ellas: 17 pabellones de hospitalización –distribuidos para hombres y mujeres–, una prefectura, una cárcel, plazoletas, dos iglesias (una protestante y otra católica), una biblioteca, un cementerio, una escuela de artes y oficios, un cine, una oficina de correos, un mercado y casas para los enfermos que vivían en pareja.

El aislamiento era tan severo que en Maracaibo se acuñó el Lazareto, una moneda de uso exclusivo para el leprocomio, que buscaba evitar que el dinero sirviera como vector de contagio con el mundo exterior.
Se especula que la isla de providencia fue antaño una de las residencias del Cacique Mara, y que desde esta fue cuando vio llegar los galeones del alemán Ambrosio Alfinger, fundador de la actual ciudad de Maracaibo.
La Isla de Providencia, con una extensión es de 3 km de largo por 2 de ancho y su forma es la de un triángulo irregular, fue cerrada luego del descubrimiento de la vacuna contra la Lepra por el insigne médico e investigador venezolano Jacinto Convit, en el año 1984 y los pacientes y el personal trasladado al Hospital «Cecilia Pimente» situado en el sector Palito Blanco. En la actualidad en ocasiones se realizan viajes de turismo hasta ella a bordo de catamaranes desde la Costa Oriental del Lago.

Con el trascurrir de los años algunas ideas para su uso han quedado solo en el papel, como la de la Iglesia Católica, que, al cederle por orden gubernamental ese espació, propuso un ambicioso proyecto turístico-recreacional conocido como “La Isla de los Niños”, impulsada por el fundador del instituto Arquidiocesano Niños Cantores del Zulia, Monseñor Gustavo Ocando Yamarte. Sin embargo, los parques temáticos al estilo Estudios Universal y Bush Garden de Disney, con un Museo de los Niños y un observatorio astronómico, propuestos en el proyecto, siguen siendo, hasta ahora, solo quiméricas maquetas.

El enérgico padre Zuleta

La grandeza del corazón del zuliano es histórica, es así como es necesario destacar la vida del famoso y polémico presbítero y general de división Jesús María Zuleta, luchador demócrata y fundador de la parroquia Las Mercedes de Maracaibo, proyecto que lo consolidó como un gran luchador social.
Cuando estudiada primaria en el Colegio San Luis, aprendía simultáneamente, y por su cuenta, Balística y Técnica Militar. También estudió Filosofía en el Colegio Federal, y posteriormente, ingresa en el Seminario Tridentino de Maracaibo, clausurado en 1872 por Decreto de Antonio Guzmán Blanco.

Se ordena de Presbítero Bachiller y es nombrado Cura Párroco de Rubio, estado Táchira, ejerciendo de manera ejemplar, sin dejar de lado sus contactos con la clase política, en especial con las personas revolucionarias que lideraba Carlos Rangel Garbiras, que lo llevaron a vivir de cerca la lucha armada.

Regresa al estado Zulia, donde ejerce su misión pastoral en Los Puertos de Altagracia, y más adelante, decide sumarse a las tropas que adversaban al presidente de Venezuela Raimundo Andueza Palacio, ejerciendo como General de Brigada a favor de Joaquín Crespo.

Durante el intento de continuismo del presidente Andueza Palacio, que fue enfrentada por el general de brigada Jesús María Zuleta, llegó a ser nombrado Jefe de Operaciones en el Zulia, y posteriormente ascendido a General de División, sirviendo con evidente patriotismo y dedicación a los intereses de la Nación.

El padre Zuleta, nació el 16 de agosto de 1860, y ejerció el sacerdocio con mucha dedicación, además de en las comunidades de Rubio y Los Puertos de Altagracia, en ciudades zulianas como Cabimas, Gibraltar, Perijá, entre otras poblaciones.

Su agitada carrera militar originó su detención siendo confinado por cuatro años en el Castillo de San Carlos. Luego de su liberación se refugia en la dignidad del sacerdocio en el actual municipio San Francisco del estado Zulia, época en la que su vida estuvo en total tranquilidad. Se entregó por completo a su magisterio con devoción, siendo guía espiritual de todo el pueblo de San Francisco en su antigua iglesia, hoy convertida en basílica menor, falleciendo a los 97 años en su querido San Francisco. Los restos mortales de este valiente zuliano reposan en el Panteón Militar del cementerio Corazón de Jesús de Maracaibo.

Tres zulianos récord

Como si faltaran más cosas por destacar de estos zulianos que exaltaron el nombre del Zulia en el mundo, en 1947, Régulo Segundo Díaz Labarca, mejor conocido como «Kuruvinda», realizó una travesía que rompió récord mundial por la distancia recorrida, al viajar junto a sus coterráneos José Rojas y José Márquez, en un Ford -Tico de 1928, desde Machiques, municipio situado en la Sierra de Perijá del Zulia, atravesando la selva tropical centroamericana, México y su desierto, hasta la industrial ciudad de Detroit en Estados Unidos de Norteamérica.

En 1947 no existían carreteras de asfalto en gran parte del camino y debieron atravesar pantanos, selvas; entre tantas otras vicisitudes, lo que le dio un grado de dificultad mayor a la hazaña de estos tres zulianos.

Régulo fue un personaje importante del siglo XX maracaibero. Escritor, pintor, maestro, cronista, ebanista, asesor de investigadores. Nació el 20 de octubre de 1906 en El Saladillo y murió el 12 de febrero de 2005, dejando en su andar casi 100 años de historias, leyendas y muchas vivencias.

Su figura introvertida, su andar pausado y sus anécdotas, se convirtieron en emblemas de un hombre considerado por muchos, como la historia viva del Zulia y su gente.

Entre sus publicaciones más importantes se encuentran «Vida inmortal» (Reflexiones), «Las próximas dictaduras», «Las envolturas siderales», «Sensorio Delirante» de 1941 (Ensayos); «La pequeña Venecia» (sugerencias, anécdotas y reflexiones personales de un zuliano, 1949).

Una obra icónica de 1984 es «¿Quién es Maracaibo?», un libro de crónicas de Maracaibo, desde la invasión española hasta las primeras elecciones, pasando por el petróleo y la problemática del Lago de Maracaibo. De 1985 figura «El camino de los grandes lagos», un texto testimonial del increíble, pero verdadero viaje que hizo por tierra desde Machiques a Detroit.

Se conoce a Kuruvinda como un testigo de excepción del siglo XX, un libro abierto de experiencias, un zuliano que mostró al mundo su viaje creativo por la historia contemporánea del Zulia.

Cinco vidas mundiales

Aquel 7 de septiembre de 1963, cuando Maracaibo, todo el Zulia y Venezuela despertaron con la feliz noticia del nacimiento de cinco niños en un solo parto; pasó a ser una histórica poco repetible, no solo en el país sino en el mundo. Pareciera haber quedado un poco en el olvido un acontecimiento de esta magnitud, pero es bueno recordar que no solo el reventón del pozo petrolero el Barroso II en Cabimas ocupó titulares en los principales periódicos del mundo; el nacimiento en el Hospital Universitario de Maracaibo de los famosos quintillizos Prieto-Cuervo, miembros de una familia de Ciudad Ojeda en la Costa Oriental del Lago, llenó de orgullo al país, y recorrió el mundo como un parto único para el momento. Primero en Venezuela, tercero en el mundo, pero a su vez, el primero de neonatos varones sobrevivientes.

Todos nacieron sanos, fuertes y sin el aspaviento que se recrea alrededor de un embazo de estas características. A Inés María Cuervo le sobrevino el trabajo de parto y fue llevada a la emergencia de salud, siendo trasladada al HUM, donde un equipo médico se preparó para el alumbramiento tan inusual. Todo salió muy bien para Otto, Robinson, Marlon, Fernando y Juan José, nombres de los niños y que fueron tomados de los médicos que atendieron el parto.

Ninguno de los famosos quíntuples, hizo carrera universitaria. Ahora son tres adultos de 60 años, ya que dos de ellos fallecieron trágicamente. Fernando Ramón a los 23 años tuvo una muerte accidental cuando a uno de sus hermanos se le escapó un tiro de su arma de dotación en un cambio de garita en la empresa donde trabajaba de vigilante junto a Fernando, provocando el trágico incidente al dejar caer su arma; mientras Juan José murió un día antes de cumplir sus 48 años, luego de una complicada operación por una grave lesión producto de un golpe en la cabeza, provocada por una caída durante su jornada de vigilante en una empresa local y que le causó un derrame cerebral en el Hospital Universitario de Maracaibo, el mismo centro asistencial donde nació.
Su mamá, Inés Cuervo, ya tenía cinco hijos y un nieto cuando quedó embarazada de Efrén Prieto, quien nunca le creyó a los médicos que era un embarazo múltiple, hasta que vio a sus cinco hijos en el hospital.
En agradecimiento y amor, de Efrén hacia Inés, por haberle dado esa gran alegría, él le hizo una propuesta matrimonial, y diecisiete horas después, en la misma habitación donde se recuperaba del parto, se realizó el matrimonio civil.
En aquel entonces, los quintillizos recibieron el apoyo de entes gubernamentales, ayuda que fue mermando años después. Ese mismo año de su nacimiento, el conjunto San Francisco del Padre Vílchez graba una gaita alusiva a este alumbramiento que conmovió a Venezuela y al Mundo, de la autoría de Gerásimo Villasmil y en las voces de Altagracia Vílchez e Isidro Fuenmayor, titulada Los quíntuples zulianos.

Este gran suceso durante años desapareció de la crónica periodística, pues ya no eran noticia, aunque seguían estando allí, creciendo en años, y varios de ellos uniformados por el olvido sin la vigilancia que por años ofrecieron. Solo los dos sucesos donde murieran dos de ellos pudo volver la mirada por un instante hacia los Prieto Cuervo, pese a ser en su momento, un símbolo de la vida y la esperanza para Venezuela. No cabe dudas que los quíntuples zulianos son parte de la historia y de la identidad nacional.

Rector del pensamiento crítico

El 3 de septiembre de 1925 nace en Maracaibo Ernesto Mayz Vallenilla. Filósofo, cuentista, ensayista, docente universitario y primer rector de la Universidad Simón Bolívar en Caracas. Realizó estudios de especialización en Filosofía en las Universidades de Gottingen, Freiburg y München, Alemania.

Fue presidente-fundador de la Sociedad Venezolana de Filosofía, presidente de la Sociedad Interamericana de Filosofía, miembro del Comité Directivo de la FISP, del Instituto Internacional de Filosofía, de varias instituciones de Alemania y de la Societé Européenne de Culture en Italia. Aparte de desempeñarse como rector de la Universidad Simón Bolívar, fue miembro de la Comisión Rectoral de la Universidad Central de Venezuela y director de la Escuela de Filosofía de esa Universidad. También fue profesor titular de la UCV, de la Universidad Simón Bolívar y del Instituto de Estudios Avanzados, (Idea).

Falleció en Caracas el 21 de diciembre de 2015. En 2001, la Sociedad Argentina de Filosofía, consideró al maestro Mayz Vallenilla, como el más destacado filósofo latinoamericano del siglo XX

Maestro del discurso creador

Marcial Hernández muere en la misma ciudad el 29 de enero de 1921 con apenas 46 años; momentos antes había pronunciado un vibrante discurso en la plaza de Santa Ana con motivo de la fecha centenaria de la Declaración de Independencia de la Provincia de Maracaibo. En honor a este intelectual zuliano, una parroquia del municipio San Francisco del estado Zulia lleva su nombre

El 31 de marzo de 1874 Maracaibo vio iniciar su vida a Marcial Hernández Añez, uno de sus hijos ilustres, quien resaltó en su obra la grandeza de una tierra impregnada de grandes hombres y mujeres. Hernández fue un médico, periodista, escritor, poeta, profesor universitario y político zuliano. Egresado en 1897 de la Universidad del Zulia como doctor en Ciencias Médicas. Al año siguiente fue nombrado vicerrector de LUZ, donde funda el periódico La Universidad del Zulia junto a Francisco Eugenio Bustamante y crea las cátedras Antropología e Historia de la Medicina.

Dejó un legado de textos pedagógicos: Sinopsis de la Historia de Venezuela (1914) y El Cuento de la Salud (Tesis de Higiene/1920); además fue uno de los redactores de los periódicos: El Centinela, El Teatro, La Universidad del Zulia, El Ciudadano, Prosa y Verso, El Diecinueve de Abril y columnista en periódicos locales. Fue subdirector del Colegio Federal de Varones de Maracaibo (1907-1917), también diputado a la Asamblea Legislativa y presidente del Concejo Municipal del Distrito Maracaibo.  Su obra poética está recogida en el volumen Violante, uno del trío de publicaciones, con Sueño de un mediodía (cuentos) y Temas de Clío (prosa), editadas en 1937 por el Concejo Municipal del Distrito Mara. El mago del Catatumbo, La mancha de tinta, son sus principales obras de teatro escritas entre 1890 y 1918. El “Laberinto de las gramíneas” es, entre otros, uno de sus famosos cuentos.

Su oratoria era vibrante y creadora, por lo cual su discurso en el segundo Congreso Venezolano de Medicina realizado en Maracaibo del 8 al 23 de enero de 1917 se hizo famoso cuando dijo: «Las insignias pueden marchitarse, y las campanas enmudecer, y extinguirse los fuegos del ara, pero ni aun el ímpetu de los huracanes puede apagar el simbólico faro del Catatumbo. El Zulia entre la noche relampaguea…».

 

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