viernes, abril 26, 2024
PENSAR CON CRITERIOS

“Venezuela se arregló»

Un país en el que se le niega una salida democrática a su pueblo, un régimen que no da tregua, una nación sin libertad económica y social, una ruina abrupta que no ve luz al final del túnel; es evidentemente una realidad contrapuesta al espejismo de “Venezuela se arregló” echado a rodar a través de las redes sociales. Esa es la verdad, eso es lo que hay como dirían por ahí, esto es Venezuela.

Los precios del petróleo (único aliciente económico de Venezuela), las sanciones económicas gringas más fuertes que nunca y con su suspensión condicionada a unas elecciones libres y transparentes, además de un pueblo en mengua; es el panorama actual de este país sudamericano.  Por su lado el régimen chavista y perverso con Nicolás Maduro y Diosdado Cabello a la cabeza, pretende crear con su verborrea de falacia, ruin y apátrida, un holograma de bienestar en el que ya muy pocos creen.

Como puede haber arreglo cuando un salario mínimo y una pensión aún es de 130 bolívares al mes, en un país dolarizado a la fuerza y con la moneda estadounidense en más de 20 bolívares. De nada valió que el pueblo quisiera revirar ante tanta mentira, ante tonto atropello, el pasado 23 de enero con protestas en simultáneo en todo el país; donde voces como la de la docente Elsa Castillo se dejaron escuchar con euforia en reclamos de salarios dignos para el sector educativo; y es que los médicos están en las mismas, los obreros, los trabajadores públicos, las enfermeras, los ingenieros, y hasta los habitantes de calle no encuentran en la basura suficientes desperdicios para comer.

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El salario mínimo en el sector público de Venezuela, el mayor empleador del país, está fijado desde marzo de 2022 en esos miseros 130 bolívares mensuales (unos US$6), un monto que se ha depreciado rápidamente debido a la galopante inflación que, según el Observatorio Venezolano de Finanzas, fue de 305,7% el año pasado. El monto de la pensión estatal también equivale al salario mínimo. Esta es la verdad, pero esa verdad parece que no es aceptada por el régimen, ya que como respuesta el sector educativo uno de los más afectados, ordenó que bachilleres y milicianos suplantaran a los maestros que se nieguen a ocupar las aulas para ejercer sus funciones sino les es reconocido un mejor salario.

Mientras tanto, un kilo de pollo  en Venezuela puede costar unos US$4,5 (el 75% del salario mínimo mensual) y el de un queso local puede alcanzar los US$5 en un contexto de dolarización de facto de la economía. Los pagos por lo general se hacen en dólares, y si tienen para cancelar en bolívares, lo deben hacer con la moneda norteamericana como referencia.

A pesar de esta crónica de muerte anunciada, el régimen invirtió el pasado mes de diciembre los pocos recursos del pueblo en la elaboración de 13 millones de muñecos personalizados de superbigote y cilita para ser distribuidos entre los niños venezolanos de bajos recursos, en un país que goza de una población actual de alrededor de 20 millones de habitantes toda vez que la diáspora nacional que sobrepasa los 7 millones de venezolanos, está dejando  este país con una imagen macondiana, ya que a todas luces se está quedando desolado. Está claro que esos muñequitos se deben haber quedado frías a la hora de entregarlos, debido a que en Venezuela hay menos de esa cantidad de niños, al menos que sean el resultado de un contrato de compra abultado para quedarse con una parte del presupuesto aprobado para la adquisición de los impopulares villanitos.

El gobierno venezolano culpa como siempre a las sanciones impuestas por Estados Unidos por la devaluación de los salarios. El diputado Diosdado Cabello, presidente de Partido Socialista Unido de Venezuela y uno de los altos mandos del oficialismo, aseguró tras las movilizaciones, «sobre los salarios todos los venezolanos estamos descontentos, pero hay que recordar que es culpa de las sanciones».

Paralelamente a la protesta de docentes y trabajadores del pasado 23 de enero, Nicolás Maduro organizó una marcha en el oeste de Caracas a la que asistieron cientos de adeptos al régimen para exigir que levanten «las sanciones criminales impuestas contra Venezuela».

Sí, Venezuela se arregló; tanto que el que regresa vuelve a cruzar la frontera en menos de un mes; tanto que para sobrevivir a alguna afección física tienen que mendigar entre familiares amigos, muchos de ellos en el exterior, para poder costear gastos médicos; tanto que el futuro de los jóvenes sigue siendo incierto en un país que solo avanza o se recupera en el papel, ya que la realidad es la misma, la ruina. La única realidad es que no hay indicio de un arreglo real, que no sea una fake news echado  a rodar en las redes sociales para oxigenar un poco la grave situación económica y social que se mantiene vive en cada rincón de Venezuela.

Foto/ Tomada de la WEB/EFE

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